Es bien sabido que el principal promotor de divisionismo en el país, es el primer mandatario mexicano. Desde sus conferencias mañaneras lanza feroces ataques contra periodistas, académicos, intelectuales, y principalmente contra la candidata puntera del Frente Opositor, Xóchitl Gálvez. Sin embargo, después de lanzar la piedra, como lo hacen los cobardes, esconden la mano, se victimizan.
Por tal motivo, resulta de risa el exhorto que hacen los gobernadores morenistas a los “opinadores” (en su rencor, no los llaman periodistas), les solicitan que dejen de ser irresponsables.
«Argumentando que la época de violencia política (que con mucho dolor y esfuerzo superamos las y los mexicanos) pudiera regresar, con el cinismo y la hipocresía que les caracteriza, sugieren que ‘alguien’ podría atentar contra figuras de la oposición que han manifestado intereses electorales o contra medios de comunicación que apoyan su visión política», se lee en su pronunciamiento. Lo cierto es que, muchos de ellos, siguen el mismo modelo de ostracismo contra los periodistas críticos. En otras palabras, piden lo que ellos no pueden dar.
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