Piensa López Obrador que recibir a Estela Carloto, fundadora de las Abuelas de Plaza de Mayo de Argentina lo viste como humanista. La recibió en Palacio Nacional, en una de sus mañaneras y la dejó hablar: «Hace 45 años que soy parte de una lucha en Argentina por la desaparición forzada de personas y siendo abuela, madre, tenemos esta labor de búsqueda que es imposible dejar de hacerla, tengo 92 años, voy a cumplir 93, pero mientras tenga un bastón o una silla y la gente vea que tengo mi cerebro lúcido, voy a seguir para que esto no vuelva a pasar, el ‘Nunca Más’ no es una palabra, es una necesidad para todos los pueblos de Latinoamérica».
Sin embargo, el presidente de México no se ha dignado en recibir, ni en palacio ni en ningún otro lado, a las madres mexicanas que siguen buscando a sus familiares desaparecidos. Las madres en varias ocasiones le han suplicado: «Señor presidente, por favor tenga un poquito de respeto y salga a ver cuántas madres sufrimos llorando y pedimos a gritos que pronto nos ayuden encontrar a nuestros hijos».
Pero López Obrador ha hecho oídos sordos. El desprecio del presidente a los colectivos de madres buscadoras en México es más que evidente. Sin embargo, tratando de vestirse de humanista, el “candil de la calle” recibe a una buscadora argentina.
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