Especialmente hacia a niña de sus ojos, ya que no levanta por más que se le ayuda desde la parte oficial. Lo cierto, es que la intromisión descarada del presidente López Obrador y sus ataques directos o indirectos, mediante sus corifeos, contra la senadora Xóchitl Gálvez (Señora X), sólo enrarecen el ambiente político y, lo que es peor, no abona absolutamente en nada a un ambiente democrático y equitativo.
Aunque, a decir verdad y eso lo sabe muy bien el presidente, esos ataques no sólo dan a conocer cada día más a la Señora X, sino que la colocan como víctima, y esa figura es muy amada por los mexicanos.