No cabe duda que la venganza es un plato que se come frío y eso lo sabe muy bien el Ejecutivo federal. Después de que la senadora panista Xóchitl Gálvez denunciara al presidente López Obrador, por violencia de género ante el INE, éste inmediatamente sacó a la luz que la contendiente a la presidencia de la República por la Alianza Opositora, omitió declarar su relación con Operación y Mantenimiento de Edificios Inteligentes SA de CV, empresa familiar en la que están relacionados su esposo, Rubén Sánchez, y la hija de ambos, Diana Vega Gálvez y otros Gálvez.
Desde luego que, la hidalguense, muy a su estilo, rápido le contestó que la podía investigar cuantas veces quisiera, pero que se preocupara más por investigar los contratos de sus hijos y que ella tiene muy transparentes sus contratos y trasferencias y que no acostumbra a recibir sobres amarillos, como sus hermanos carnales.
De modo que uno se pregunta, ¿de qué tamaño es Xóchitl Gálvez, que el presidente la lleva mencionando más de ocho días consecutivo, en sus mañaneras? O acaso será más grande su miedo, de que, si esta gana en el 2024, sus cachorros terminen en el fresco bote.
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