Bernardo Gutiérrez Parra / Negado para el diálogo y la concertación. Rudo, abusivo y pendenciero, pero habilitado de la noche a la mañana como secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos nunca cayó bien en tierras veracruzanas. Lo mal mira la clase política, lo odia la ciudadanía y lo detestan hasta los periodistas.
Como secretario de Gobierno, Eric ha hecho dos cosas que para él han sido sustantivas: pelearse y amenazar a la mayoría de los alcaldes y publicitar y promover hasta el hartazgo su negritud.
Nunca ha estado en el radar de quien pone y quita a los candidatos de Morena a puestos de elección popular. Pero se ha ido por la libre porque quiere gobernar la entidad. Y para eso los espectaculares presuntamente pagados por revistas donde anuncia el libro “La Negritud en Veracruz, de Coyolillo al Sotavento”.
Cuando le preguntaron al presidente López Obrador sobre ese costosísimo despliegue de exhibicionismo, su respuesta fue contundente, lapidaria y al botepronto: “Pues está mal. ¿Qué tiene que hacer un secretario de Gobierno haciéndose publicidad? Si quiere ser candidato, que renuncie a su cargo”.
A este descontón se sumó el del diputado Juan Javier Gómez Cazarín: “Vamos a ser sinceros, hay que ver si ese libro da las regalías para pagar una campaña así… No nos podemos poner una venda para no ver que el estado de Veracruz está inundado con esa publicidad que no va con el gobierno de la 4T. El que quiera hacer campañas que las pague de su bolsa y no desde el puesto de gobierno que ostenta”.
El titular de los Programas del Bienestar, Manuel Huerta Ladrón de Guevara se pitorreó del hecho al manifestar que al parecer ya es más redituable vender libros de Eric, que Coca-Cola y Sabritas.
Pero la respuesta de Eric también fue al botepronto. Retador y engreído contestó que no renunciaría porque no es él quien se está promocionando sino uno de sus libros. Es decir, el mensaje al presidente fue claro: Vete al diablo Andrés Manuel.
Y eso fue demasiado.
Ayer martes el gobernador Cuitláhuac García dijo que luego del “regaño” presidencial, el secretario de Gobierno decidió bajarle a su protagonismo.
“No participará en la elección para gobernador. Platiqué anoche con él y me parece correcta su decisión. Y también decirles que en este equipo de la Cuarta Transformación todos deben ser disciplinados y saber actuar ante la efervescencia electoral. Hay que saber tener tacto, saber ubicarnos”.
¿Lo bajó Cuitláhuac? No hombre, el gobernador no es capaz ni de bajar una persiana.
En los corrillos políticos se dice que quien le puso el “estate quieto” fue Rocío Nahle que lo trajo a Veracruz y se lo empotró a Cuitláhuac como su secretario de Gobierno.
“Lo bajó por desleal y traicionero, por abusar de su poder, porque desde hace tiempo dejó de hacerle caso al gobernador y por otras sandeces” me dijo un analista y puede ser. ¿Pero a poco hasta ahora se enteró la zacatecana de las mañas de su recomendado?
Salvo tu mejor opinión lector, la orden vino de Andrés Manuel que no tolera que nadie, por muy afrodescendiente que sea, se le salga del huacal.
Reitero, Eric Cisneros jamás estuvo en el radar presidencial para suceder a Cuitláhuac García. Simplemente se ilusionó por su cuenta, se saltó las trancas varias veces e iba a segur saltándoselas hasta que lo pararon de un carambazo.
Sin el apoyo presidencial, ni del gobernador, ni de Rocío, ni de los duros de Morena, Eric le estaría diciendo adiós a una diputación local (su plan D), a una diputación federal (su plan C) e incluso a una senaduría, su plan B, por si no alcanzaba llegar a la gubernatura que era su plan A.
“Su futuro es negro y lo mejor que puede hacer este afrojarocho de Otatitlán, es contratar unos buenos abogados o preparar su salida rumbo a un país del Continente Negro que no tenga tratado de extradición con el nuestro, para ver si así se zafa de la tempestad que inevitablemente que se le vendrá encima” agregó el analista.
¿Será? Veremos.
Por lo pronto Eric Cisneros está en la lona, pero (para contrariedad de sus enemigos que los tiene por racimos), aún no está noqueado porque sigue en su cargo, con todo lo que éste conlleva.
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