Irineo Domínguez Méndez / En su partido, él lo decide todo, nada de sana distancia entre la presidencia y “su partido”. Jugando al entrenador beisbolista da señales para dirigir las contiendas electorales “dizque internas”. Amloco sustituye cuando quiere a Mario Delgado; él ordena los tiempos electorales en su partido y en el de otros; da el visto bueno a lo que está o no permitido: puede haber golpes bajos, pero que no se noten; si alguien los descubre, él los prohíbe, ejemplos: “no funcionan los espectaculares”; ¿quién es este secretario para promocionarse? Refiriéndose al de Veracruz. Cualquier individuo aludido, verdaderamente libre, le contestaría: ¡A ti que chingados te importa!
Coincido en la mayoría de las políticas practicadas por Amloco; se acepte o no el País es otro gracias a esas políticas. Para mí como para muchos, es un presidente fuera de serie. Nadie duda, ni siquiera sus críticos, que es un político muy audaz y previsivo como en ocasiones avieso para sus contrincantes; quienes no alcanzan a entender sus jugadas magistrales.
Desde mi opinión – en relación a su juego político -, “ha hecho carambola de tres bandas” al destapar a la candidata de la oposición: 1, divide al prianismo, pues, como hemos observado, ya se “bajaron” algunos aspirantes; 2, hace creer a la oposición que esta candidata puede posicionar a su alianza entre “el pueblo” mexicano y 3, despojaron a la candidata de una aspiración con posibilidades más reales de ganar: gobernar la Capital del País; en otras palabras, la “mafia del poder” la está usando. Concluido el proceso electoral del 2024 será desechada.
Otra jugada magistral está relacionada con los gastos de promoción de las “corcholatas”. Dando respuesta al señalamiento de Ricardo Monreal “sugiere” retirar los anuncios espectaculares, argumentando que no sirven para nada. ¡esa sí es una mentira! Sin importar quien reciba la estafeta, las imágenes ya están grabadas en las mentes del electorado. Los mismos medios de comunicación han caído en su juego: al informar de las actividades de las corcholatas, coadyuvan a la finalidad perseguida por Amloco; también a ellos se los chingó; aunque lo extrañarán cuando no haya “mañaneras”. Haciendo carambola, se pasó a joder al secretario de gobierno de Veracruz, quien legítimamente puede o no desear participar por la gubernatura del Estado. Nada dice del desarraigado “gutierritos”.
Sin excepción, todos los aspirantes morenos a un puesto de elección contratan “revistas patito” para promocionarse. Así, evitan incurrir en obvias acciones de precampaña. Las revistas, se dice, son las responsables de la contratación y pago por renta de espacios para colocar espectaculares. En cuanto al secretario de gobierno, éste puede hacer con su dinero lo que quiera. ¡No, no se trata de defender a nadie! Únicamente describo el panorama político que observo y que es creado por Amloco. Si alguien creyera que parto de suposiciones por desconocer el Presidente, se equivoca; laboré muy cerca de él a finales del siglo pasado. ¡Es un cabrón por su experiencia y astucia!
Es de esperarse que decidirá quiénes serán los próximos gobernadores, senadores y diputados federales; tiene las características de otro Berlusconi. Delgado es el títere; es el muñeco del ventrílocuo. El Presidente tiene que asegurar que pasen sus iniciativas antes de irse; necesita ganar las dos terceras partes del Congreso de la Unión; incluso, que éste las apruebe antes de dejar la presidencia. Ese sería su verdadero legado.
En algunas ocasiones las decisiones de Amloco promueven el fuego amigo, que es el más peligroso. Incurre en un exceso de confianza. Puede causar desbandada de inconformes que, aunque pierdan elecciones, producen descalabros en los resultados electorales. Baste recordar el estado de Coahuila el cual, por segunda vez, se llevó “carro completo”; la primera vez fue en el 2021. Veracruz puede tener los mismos resultados de continuar las disputas internas. La oposición pudiera cooperar a esta división; pero, le falta capacidad.
Otro sí digo. – Dante puede cometer un costoso error si se une al prianismo.
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