La senadora Xóchitl Gálvez encarna la idea romántica de que, a pesar de tener todo en contra, se puede salir adelante. La nativa de Tepatepec, cabecera del municipio de Francisco I. Madero en el estado de Hidalgo, ha sabido capitalizar su origen humilde e indígena otomí. Su manera desparpajada y coloquial de hablar, la identifica rápidamente con muchos mexicanos de a pie. La egresada de la UNAM con estudios de ingeniería y robótica recalca que tuvo que vivir en un cuarto de azotea para poder seguir estudiando. Por cierto, es fanática del Cruz Azul.
Pues, con dijera el célebre Roberto Gómez Bolaños (Chespirito), «fue sin querer queriendo», pero la hidalguense ya se perfila para abanderar la intención de recuperar la presidencia de la República por parte del bloque opositor a Morena. Desde luego que esas no son buenas noticias para el partido del presidente López Obrador.
De hecho, el mismo presidente contribuyó a victimizar a la senadora Xóchitl Gálvez al negarle cobardemente su derecho de réplica en una de sus conferencias mañaneras, a pesar de contar con la orden de un juez. Por lo pronto, se prenden las luces de alerta en Morena, sobre todo porque saben que Xóchitl Gálvez puede crecer rápidamente, electoralmente hablando.
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