Desde el año 2019 anotamos en un artículo publicado en Libertad bajo Palabra: “Señala Ikram Antaki que «el mentiroso se complace en una realidad ficticia, la mentira es una ilusión de poder, a falta de poder real». Y eso es lo que pasa con el gobernador de Veracruz, ante la falta de poder real, ese que requiere de legitimidad, Cuitláhuac García opta por la mentira, la mentira con la que construye su propio mundo, y en la que sustenta su falso reino. ¿Por qué no decir la verdad? Porque la verdad lo puede alcanzar, porque la verdad le quitaría la careta y lo mostraría cual es: Un ser incapaz, un pelele, un abandonado por la inteligencia, un disléxico de la política, un rencoroso con la victoria, un hombre que no ha logrado concordia entre su cerebro y el lenguaje”.
Ahora resulta que este obrero de la mentira, émulo disléxico de López Obrador, pretende enjuiciar a los medios, como si su calidad moral estuviera por encima de la libertad de expresión. Ya se buscó a uno de sus “pupilos” políticos para ponerlo al frente de una sección que se llamaría “La nota Pinocho”. ¡Vaya título! ¡Todo un dechado de creatividad el señor gobernador! El encargado de esta sección será una persona con la misma capacidad intelectual que Elizabeth García Vilchis, encargada en la mañanera de López Obrador de la sección “¿Quién es quién en las mentiras?”.
Es el colmo del cinismo, un oxímoron en esencia. Un mentiroso jugando a descubrir la verdad; un mentiroso tratando de hallar en la oscuridad de su estulticia a otros mentirosos. Por supuesto, lo único que conseguirán será exhibirse, avergonzarse, morderse la lengua y hasta lacerarse. En Veracruz se podría hacer un compendio de todas las mentiras que ha dicho Cuitláhuac García, empezando por esa en la que dijo que Eleazar Guerrero no era su primo. Por cierto, tocó a Libertad bajo Palabra demostrar que el gobernador mentía.
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