La indiferencia ante la injusticia es complicidad, cerrar los ojos cuando un gobierno corrupto y tirano persigue de manera injusta a alguien por el sólo hecho de informar, resulta verdaderamente infame. El caso de la periodista Claudia Guerrero, a quien se busca relacionar, de manera vil, con el asesinato de Juan Carlos Molina Palacios y con la jueza Angélica “N”, no se puede ignorar ni ser indiferentes, éste sólo muestra que, en Veracruz, nadie se salva.
Si algún periodista piensa que en Veracruz se encuentra seguro efectuado su labor periodística, seguro es porque no ha denunciado las corruptelas de esta administración. A lo largo de la administración actual, el Nerón que gobierna el estado de Veracruz ha llenado la cárcel de manera locuaz y arbitraria, bajo el supuesto delito de ultrajes a la autoridad y de delitos inventados, ejemplo claro el de José Manuel del Río Virgen.
Tan sólo hasta el 2022, el gobernador Cuitláhuac García, en contubernio con la fiscal espuria Verónica Hernández Giadáns, han detenido a más de mil ciudadanos. Por lo pronto, hay que estar muy alertas con el caso de la periodista Claudia Guerrero.
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