Mussio Cárdenas Arellano / “Agacha la cabeza, perra”, escuchó una y otra vez la juez Angélica Sánchez. “Firma y déjate de mamadas”, le soltó otro policía insolente. Y así su tortura, resistiéndose a incriminarse hasta que la hicieron tomar un arma y disparar.
Cinco horas esposada, las manos en la espalda, inmovilizada como si fuera un criminal. Y sentía el asedio, escuchaba a sus verdugos, miembros de Operaciones Especiales, el siniestro cuerpo de élite de la Policía de Veracruz.
Cinco horas a ciegas, la cabeza cubierta con una tela que llegaba hasta los ojos impidiendo identificar detalles, rostros y espacios, cualquier vestigio del Cuartel de San José, el centro de tortura del gobierno de Cuitláhuac García.
Pasó de la aprehensión sin delito alguno a la desaparición, a la reclusión, al interrogatorio ilegal, a la violación del debido proceso, al insulto, al amado, al asedio, a la coacción psicológica, a estamparle las huellas de los dedos en un papel del que desconocía su contenido, a estampar su firma aunque con un BP (bajo protesta) y a ser obligada a tomar un arma en sus manos, sentir la mano del policía criminal colocándole el dedo en el gatillo y activarlo disparando hacia un banco de arena.
Si eso le ocurrió a la jueza Angélica Sánchez Hernández, el lunes 5, cosas peores les ocurren a los ciudadanos de a pie.
Las mazmorras de San José sirven para saciar la sed criminal del gobernador. En los separos se tortura de palabra y a golpes. Tras las rejas se dan vuelo los psicópatas, vaciando toda la violencia que traen en su interior.
Si Angélica Sánchez burló a la muerte y los cargos se extinguieron, si no fue a juicio por acatar un amparo emitido por un juez federal, fue por la presión social.
Los atisbos de un escándalo por tortura a una jueza, hicieron abortar el festín criminal del porro-gobernador Cuitláhuac García. Se alarmaron en Palacio Nacional. Arqueó las cejas Andrés Manuel, quien ataca a jueces, magistrados y ministros pero no se atreve a confinarlos en una prisión.
La vedette de Xalapa rebasó a su mentor. Y su mentor pudo ver que el porro-gobernador es un engendro del mal.
Angélica Sánchez Hernández pasó por la tortura física, moral, psicológica, por la coacción. Todo por acatar el amparo con que la justicia federal protege a Itiel “N”, al que identifican como “Compa Playa”, y al que le imputaron el crimen del ex diputado local priista, Juan Carlos Molina.
Plagado de incongruencias, versiones inverosímiles, contradicciones, testimonios que acreditaban la inocencia de Itiel “N, no su culpabilidad, el juicio se vino abajo. Y Cuitláhuac y el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, estallaron contra la jueza.
De ahí, su aprehensión ilegal, la tortura, la presión para incriminarse y al final la tuvieron que soltar.
El relato de la jueza Angélica Sánchez al periodista Joaquín López Dóriga deja claro que la policía de Veracruz es criminal.
“Me hicieron disparar un arma dentro del cuartel de San José, que es donde me tuvieron privada de mi libertad, sin una orden de aprehensión porque no demostraron nada. Supuestamente esa era una detención en flagrancia.
“Y como no me demostraron nada, ellos tenían que armar todo su papeleo.
“Ellos me tenían todo el tiempo esposada. Me tenían con la cabeza tapada.
“Yo creo que el señor gobernador, tan ignorante del derecho, piensa que la tortura nada más son golpes. Está muy equivocado porque la tortura también puede ser psicológica, moral, las amenazas, la coacción. Todo es violatorio de nuestras garantías individuales. Y fue lo que hicieron conmigo.
“Me tuvieron todo el tiempo con la cabeza cubierta, evidentemente para no pudiera yo identificar a los elementos. Entre ellos vi que eran los de Operaciones Especiales, como si yo hubiera sido ¿quién?, ¿la hermana del Chapo? No sé. Creo que a la hermana del Chapo no le van a hacer nada, pero a mí sí.
“Eran los de Operaciones Especiales. No era cualquier contingente el que acudió a detenerme.
“El tiempo que me tuvieron privada de la libertad ahí, en San José, con la cabeza cubierta… Me agachaban la cabeza porque yo hacía el intento de levantar la cabeza y a través de la tela que tenía en la cabeza, trataba yo de ver siluetas o identificar voz, pero me decían: ‘agacha la cabeza, agacha la cabeza perra’. Así me decían.
“Me tenían esposada con las manos hacia atrás. Les decía: es que me lastima; esto me está lastimando.
“Me decían: vas a firmar estos papeles. Yo les decía: no voy a firmar nada. ‘Sí vas a firmarlo, por las buenas o por las malas. Si tú sabes lo que hiciste, tienes que firmarlo.
“Como les dije que no les iba a firmar, me entintaron los dedos. Así como yo tenía esposadas mis manos, me entintaron los dedos y sentí claramente cómo mis huellas las estampaban en papel. No sé qué papel, obviamente, porque no veía yo nada, pero me entintaron los dedos y alguien les ha de haber dicho: esas huellas no sirven de nada porque la maestra sabe firmar.
“Entonces regresó otro y me dijo: ‘esto lo vas a firmar porque lo vas a firmar y déjate de mamadas. Así me lo dijo.
“Puse mi rúbrica. En algunos puse nada más mi rúbrica. Puse las siglas BP, bajo protesta. Porque me estaban haciendo poner mi firma en renglones que estaban en blanco, donde decía: se le detectaron tales objetos. Le dije: pero es que esto está en blanco. Tú fírmale y deja de estar haciéndote la no se qué.
“Después, cuando me sacaron a hacer el disparo a un banco de arena que tienen ahí en un patio, ahí en San José, me dijeron: agarra la pistola. Señores, yo no sé disparar. Tú agárrala. Siempre hay una primera vez.
“Me la ponen en la mano. Una pistolilla plateada, toda como vieja, como hechiza, chiquita. No reconozco qué calibre pueda ser. En algún momento tomé clases de balística, de dactiloscopía, de grafología. Todo lo que es mi especialidad porque son maestra en Ciencias Penales, pero yo nunca había portado un arma, jamás en la vida.
“Me la pusieron en la mano. Y uno de ellos con su mano, encima de la mía, me metió el dedo al gatillo y lo jaló”.
Cuitláhuac orquestó una aprehensión ilegal, desaparición por cinco horas, violación a protocolos por parte de la Fiscalía de Veracruz y el cuartel de San José, al negar que la jueza estuviera confinada y en realidad ahí se encontraba. Fue desaparición forzada.
El porro-gobernador es responsable de la coacción, de los insultos, de la tortura psicológica, de obligar a la jueza Angélica Sánchez a firmar una incriminación y a disparar un arma, cuyo gatillo en realidad accionó uno de los policías-delincuentes.
La presidenta del Tribunal Superior de Justicia, Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, la amenazó: “atente a las consecuencias”.
Y las consecuencias fueron la desaparición forzada orquestada por el porro que despacha como gobernador.
Ni López Obrador, que en verdad odia a los jueces, llegó a tanto.
Archivo muerto
Se requiere ser iluso, ignorante y bruto para suponer que el candidato de Morena surgirá de una encuesta. El sucesor de López Obrador lo designará López Obrador. El proceso interno es una faramalla. La campaña anticipada de las corcholatas pejistas, es una faramalla. Las renuncias de Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Adán Augusto López y Ricardo Monreal —“prefiero ser nada”—, son otra faramalla. El sondeo de opinión que realizarán cinco encuestadoras, es otra faramalla. El boicot a los medios antiobradoristas, o sea la prensa crítica que no le aplaude sus zarandajas y ocurrencias al Primer Porro de la Nación, es una faramalla. La inclusión de dos minicorcholatas, el educadísimo Gerardo Fernández Noroña y el “Güero Desabrido” Manuel Velasco, es otra faramalla. Lo único que le sale bien a Andrés Manuel es el show. La única encuesta que vale la armó Andrés Manuel López Obrador. El único consultado es López Obrador. Y el único que decidirá es López Obrador. Es la revitalización del dedazo al estilo más puro del priismo, incluido el juego del tapado o la candidata engañada, el uso de recursos públicos en temas electorales, la movilización de las masas, el control de los órganos electorales, el sometimiento de los enemigos, vía la persecución judicial, vía la descalificación y el baño de lodo en redes sociales. Andrés Manuel representa el dedo elector en ese afán por ejercer un poder transexenal, al estilo de los presidentes priistas. Pobres ilusos aquellos que crean que López Obrador va a aceptar lo que indique una encuesta de intención de voto. El sucesor lo nombra Andrés Manuel… Con sorna, Edel Álvarez increpa, una vez más, a Robles y al Clan de la Succión. Lo tunde Proceso con el tema de las ciudades judiciales, la corrupción, los contratos al hijo, y Edel sólo les manda un mensaje: “Yo tengo otros datos. Saludos a Costa Rica”. ¿Amaga el dueño del periódico Liberal del Sur con arremeter contra Roselia Barajas Olea, embajadora de México en el país centroamericano? Roselia Barajas es esposa de José Pablo Robles Martínez, dueño de Diario del Istmo, Imagen de Veracruz e Imagen del Golfo, un succionador profesional, según lo definió Fidel Herrera Beltrán en sus días de gobernador de Veracruz, por aquello de que lo mismo se enchufa a la ubre del PRI, PAN, PRD y ahora Morena. Fidel lo dijo con mayor procacidad, como quedó registrado en los célebres audios de la campaña de 2010. Proceso lanzó un demoledor reportaje contra Álvarez Peña, evidenciando desde inconsistencias administrativas hasta flagrantes delitos, de los que el ex alcalde de Coatzacoalcos ni suda ni se acongoja, dada la protección que le brinda el secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, al que le entregó la plaza cuando se pudo haber reelegido al frente del Poder Judicial de Veracruz, cargo al que llegó con la venia de Miguel Ángel Yunes Linares, entonces gobernador. O sea que a Álvarez Peña también se le da aquello de exprimir al que se le pone en la mira. Proceso lo exhibe y Edel responde con una alusión con jiribilla a los Robles y al Clan de la Succión. Dice que tiene otros datos… En dos semanas, si no hay cambio de señal, llegará Marcelo Ebrard Casaubón a Coatzacoalcos. Tiene la mira puesta en un bastión obradorista que ya se ha pronunciado por Claudia Sheinbaum Pardo, la ex jefa de Gobierno de la Ciudad de México a la que, le guste o no, la hizo renunciar al cargo para entrarle al tongo de la democracia simulada en Morena. “Es Claudia”, se lee aún en decenas de bardas, en lo que es a todas luces campaña anticipada y, por consiguiente, delito electoral. Ebrard llega con la bendición de Beatriz Gutiérrez Müller, la no primera dama de México, la mujer que jefatura al grupo de los notables que están moviendo los hilos de la sucesión. Sólo falta que Ebrard se deshaga de algunos lastres, como Mónica y la Pepona Robles, para que reciba menos metralla en el accidentado camino hacia la candidatura. Hay garrapatas y pulgas que lo único que saben es sangrar… “Te voy a partir la madre”, le soltó Víctor Cruz Romero al líder del Partido Acción Nacional en Coatzacoalcos, César Soto. Y todo porque el panista testereó a Marcia Mora, novia de Cruz Romero, el que lleva por apodo “El Kalimba”. César Soto Santiago le puso el cascabel al gato. Refirió que lo que Marcia Mora haga en Movimiento Ciudadano, partido en el que se mueve a discreción, tiene un origen mal habido. Y lo dijo porque la dama fue esposa de Pedro Martínez Escudero, presidente de Cofisur, la financiera que hace una década quebró y perpetró un fraude de miles de millones de pesos en agravio de los socios. Marcia Mora, de acuerdo con registros hemerográficos y videos, era la mayor promotora de Cofisur. Y ese es un pasado que quisiera sepultar. Así pues, la reacción explosiva del “Kalimba” en una llamada realizada a las 6:48 de la tarde, el viernes 9 de junio. César Soto tiene un testigo de calidad que escuchó la amenaza del ex priista, antiguo operador electoral del ex tesorero municipal Mariano Moreno Canepa, a quien incrustó en el Instituto Federal Electoral en 2009 cuando su jefe político, Iván Hillman Chapoy, contendió por la diputación federal y la operación en contra de Marcelo Montiel Montiel lo llevó a una estrepitosa derrota que tácitamente acabó con su carreta política. Del Kalimba Cruz Romero hay antecedentes violentos. Y si no, pregúntenle a su ex novia Paola. Hubo una frase clave cuando soltó la amenaza contra César Soto: “No sabes de lo que somos capaces”. ¿Quiénes? ¿Con qué pandilla se junta? ¿O con qué grupo delictivo? Con esos amigos y una colaboradora tan recordada por los socios defraudados de Cofisur, Dante Delgado Rannauro ya puede ir pensando en los pésimos resultados electorales que le esperan a Movimiento Ciudadano en Coatzacoalcos…
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