Lo único que están haciendo los abogados de Yasmín Esquivel es exhibir las argucias y triquiñuelas de las que se vale una ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No les bastó con lanzar una serie de amparos judiciales para impedir que la UNAM dictara sus conclusiones sobre la investigación de plagio que el Comité de Ética llevó a cabo sobre la tesis de licenciatura de Yasmín Esquivel. Sino que además se consiguieron a una jueza para que resolviera “de manera firme e inatacable que Yasmín Esquivel es la autora de su tesis de licenciatura”.
Dan risa esos abogados defensores, esa jueza y la propia Yasmín Esquivel. Es como creer que, porque una juez lo dicte, una mujer volvería a ser virgen otra vez. En un boletín de prensa la UNAM da a conocer su postura: “1. La Universidad se ha enterado hoy, a través de las declaraciones públicas de los abogados de la ministra, acerca de la existencia de otro juicio abierto en contra de Edgar Ulises Báez Gutiérrez, por el uso de derechos de autor en perjuicio de Yasmín Esquivel. Además de su cuestionable procedencia, en este juicio no se incluyó a la Universidad como parte interesada, ni se le notificó en momento alguno. Incluso, en el boletín judicial publicado este día, el expediente se encuentra clasificado como ‘secreto’. 2. Los alcances de esta sentencia, por tanto, no obligan a la Universidad ni comprometen sus funciones académicas sustantivas. Esto debe quedar claro para evitar confusiones ante la opinión pública”.
Es seguro que la UNAM ya tiene un dictamen, es seguro que ese dictamen es adverso a Yasmín Esquivel, es claro que por ello la ministra arma todo este teatro.
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