No sería mala idea que alguien le recuerde al presidente López Obrador que el organismo que avaló el triunfo de la maestra Delfina Gómez el día de ayer, fue precisamente el Instituto Nacional Electoral (INE), el organismo que durante muchos meses ha sido el blanco de su inquina y rencor. A pesar de que Guadalupe Taddei no ha podido llenar los puestos directivos vacantes por falta de quórum y apoyo a sus propuestas, el día de ayer demostraron eficacia y responsabilidad con las elecciones de Edomex y Coahuila.
Sobresale el papel mesurado de la presidenta del INE, quien prefirió operar en segunda fila, dejando al frente a los institutos locales bajo la supervisión de los consejeros locales. Esta estrategia deja buen precedente para la elección del 2024.
Claro, ahora falta que el Ejecutivo federal deje de meter su cuchara en asuntos electorales, aunque, a decir verdad, eso le va a costar mucho.
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