Dentro de un año López Obrador será “el gran solitario de Palacio”. Un sujeto que se envileció con el poder, que pretendiendo no ser “como los otros”, terminó siendo peor

Andrés Manuel López Obrador, el gran solitario de Palacio FOTO: WEB

La novela El gran solitario de Palacio de René Avilés Fabila fue publicada en 1971 por una editorial de Buenos Aires, Argentina. Después de la matanza de Tlatelolco era impensable que el gobierno de Luis Echeverría permitiera la publicación de una novela que significaba una acusación severa en contra del régimen. Por aquellos años se echó a andar toda una maquinaria propagandística que criminalizó a los manifestantes, calificándolos de comunistas, anarquistas y ateos.

Sobre esta obra Lorenzo Meyer, alejado entonces del poder, describía a este personaje: «El solitario de Palacio de Avilés imponía su voluntad mediante un poder brutal, corrupto y sin límites. Era ese poder el que aislaba al personaje central. En contraste, el nuevo ‘solitario de Palacio’ está adquiriendo su condición de soledad por la razón opuesta: el cambio de régimen clausuró algunos de los viejos puentes entre la Presidencia y la sociedad (política o civil), pero también porque nuevos actores, que ya no están subordinados a la voluntad del Palacio, están bloqueando los puentes que quedan en pie».

Así estará dentro de un año, Andrés Manuel López Obrador, el que no cumplió sus promesas, el que impuso un presidencialismo brutal, apropiándose del Poder Legislativo e intentando hacerlo con el Poder Judicial. Un Andrés Manuel que se envileció con el poder, que pretendiendo no ser “como los otros”, terminó siendo peor. Así, como el “gran solitario de Palacio” quedará AMLO, el que despreció a los ricos y por eso hizo ricos a sus hijos. Dentro de un año López Obrador, como José Arcadio Buendía, amarrado a un árbol en su rancho “La Chingada”, extraviado en los laberintos de su rencor, sólo verá cómo pasa el tiempo.

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