De Carlos Aguirre hemos dicho casi todo. De los lujos que se daba su familia, de las fiestas con artistas de renombre, de las idas a Polanco de la esposa con guardias de la Secretaría de Finanzas, de los palcos en el Santiago Bernabéu, de los encuentros de sus hijas con la actriz Michelle Rodríguez, con Jared Leto. Fueron millones y millones de pesos de los veracruzanos que este sujeto desvió para su placer, el de su familia, el de sus amigas y amigos. Hoy los medios oficialistas reportan que Carlos Aguirre suma una responsabilidad en desvíos que ascienden a más de 5 mil 503 millones de pesos.
El señor tiene más sentencias que el Chapo Guzmán. Pero el caso es que nadie sabe dónde esté. Quizá, lo que pasa, es que no le han preguntado a la persona adecuada. Amigos de Eleazar Guerrero, primo del gobernador, aseguran que Carlos Aguirre es visitante distinguido, visitante frecuente en la mansión de Eleazar Guerrero.
Al parecer, quien le dio cursos intensivos de saqueo a Eleazar Guerrero fue el mismo Carlos Aguirre, quien por supuesto cuenta con la protección de la Cuarta Transformación en Veracruz. De modo que le pueden llover 10 sentencias más al extesorero de las finanzas veracruzanas, mientras el gobierno de Cuitláhuac García lo siga protegiendo, nadie le tocará un solo pelo de la cabeza.
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