César, un guardia de seguridad tomó la combi a las 5 de la mañana rumbo a su trabajo. En el trayecto dos sujetos se subieron para asaltar a los pasajeros; les quitaron todo lo que llevaban. Pero no conforme con eso empezaron a manosear a una joven. César intervino y les dijo que ella les había dado lo que llevaba, que la dejaran en paz. Uno de los asaltantes le dio un cachazo, después hicieron que se detuviera la combi y bajaron a César a quien le dijeron que lo iban a matar.
Fue entonces que el guardia de seguridad tomó su arma y mató a los asaltantes: «Me dice ‘¿Te quieres morir?’, pues entonces te vas a morir, cabrón (sic); me tratan de tirar y ahí es en ese momento cuando yo saco mi arma y pues les disparó, yo literal eso no recuerdo cuantos disparos les hice al primer han de haber sido dos o tres y al otro dos». César se pudo ir, pues los pasajeros le dijeron que ellos no dirían nada. Pero como fue legítima defensa decidió quedarse.
El ministerio público lo acusó de homicidio con uso excesivo de legítima defensa. Al final lo sentenciaron a 2 años 7 meses de prisión. Pero no sólo eso, sino que además debe pagar 500 mil pesos a los familiares de los asaltantes; un millón de pesos por los dos.
«Por desgracia en esos momentos uno trata de salvarse la vida, hay gente que a lo mejor no hace nada, no se defiende o no tiene con qué defenderse, yo en mi caso, pues si tenía con qué defenderme y pues ni modo ¿no? ahora sí que en su momento pensé ‘o soy yo o son ellos’», dijo César ante esta injusticia. Al final, como quiera que sea, los asaltantes lo robaron.
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