El presidente López Obrador cada día que pasa tiene menos poder y no le alcanzará el tiempo para causar daño a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Él lo sabe y por ello, atado de manos, cuando los argumentos y la razón no están de su lado, manda a sus perros a las puertas de la SCJN para que ladren. Ahí estuvo el gobernador de Veracruz el sábado; ahí siguen sus huestes morenistas mostrando cuan indigno se puede ser. ¿Ha servido de algo esa forma de presión? ¿Están intimidados los ministros, guardados en su casa, con miedo a que López Obrador les diga corruptos?
No, los ministros siguen su vida de manera normal. Eso lo demostró el ministro Alberto Pérez Dayán, quien acudió a presentar el libro «La Defensa y Remediación de los derechos sociales». Cuando al ministro Pérez Dayán le tocó tomar la palabra expuso: «Estamos fuertes y estamos convencidos, en ese sentido, nada nos va a doblar, nada. El día que la Constitución cambie y diga otras cosas haremos que esas otras cosas se cumplan, pero mientras no estén, haremos que se cumplan las que están a costa de lo que sea».
Esperamos que los ministros aguanten la presión, los insultos, las bajezas del presidente. Sólo faltan unos cuantos meses, empiece el periodo electoral, López Obrador será “el gran solitario de Palacio”.
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