El descontento es evidente, su rostro así lo muestra y no es para menos, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón ha sido subestimado por el propio presidente de Morena, Mario Delgado, quien por cierto creció por un buen tiempo bajo la sombra del canciller, cuando éste fue el mandón del gobierno de la Ciudad de México. Delgado no ha tenido la cortesía de contestar las misivas que el canciller, mediante su equipo de campaña, le ha mandado.
Además, Marcelo Ebrard Casaubón sabe perfectamente cómo se las gasta el presidente López Obrador, ya en una ocasión se hizo a un lado, desde luego eran otros tiempos, sin embargo, sabe que, si no es en el 2024, ya no podrá ser presidente de la República. Es ahora o nunca.
El canciller y su equipo de campaña seguro tiene un Plan B y éste, seguramente, es salir de Morena en caso de que sigan empecinados en lanzar a una candidata gris como lo es Claudia Sheinbaum, una funcionaria que le garantiza al presidente impunidad absoluta para él y sus “exquisitos” hijos. Por tal motivo, sólo es cuestión de esperar las señales de la inminente salida del canciller Marcelo Ebrard.
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