Salvador Muñoz / Los desfiles del Día del Trabajo, en cualquier gobierno, en cualquier época, panista, priísta, morenista, no dejan de ser en la mayoría de las veces, el rendimiento de pleitesía al mandamás en turno.
Sí, estas paradas igual, en la mayoría de las veces, no dejan de ser la exhibición del músculo sindical ante el mandamás en turno… aunque en algunos casos, también dejan ver el tamaño de algunos funcionarios y su desempeño político y si me apuran, hasta el acercamiento que tienen con el personal con el que laboran…
Un ejemplo de ello es el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, quien fue la comidilla de algunos trabajadores.
¿Pues qué esperaban? Estar casi tres horas de pie aguardando el turno para hacer el paseo por Enríquez, les dio tiempo para pitorrearse de las gorras que entregó el secretario de Finanzas, que cuando las dio al Sindicato, parecía que estaba dando las joyas de la corona… ¡sólo esperaban que no lloviera, porque capaz que se deshacían!
El otro contraste fue Zenyazen Escobar, quien encabezó a un contingente de 19 mil personas de Maestros Con Morena (MCM).
Sí, es la organización magisterial con la que inició su lucha por la revalorización docente en 2013 y que pugnaba por echar abajo la Reforma Educativa… de cierto modo, Zenyazen le dijo a Cuic “¡Presente!” para lo que se ofrezca…
Muy ocasional, el desfile del Primero de Mayo igual sirve para colar por ahí una cartulina y sacarla en el momento oportuno frente al Gobernador, sea para demandar mayores prestaciones o hasta el cese de acoso u hostigamiento laboral que “casi no se da” en este Gobierno… ¡son segundos y si tiene suerte, hasta minutos! ¡Y si bien le va, tener la atención de la prensa!
Ahora, independientemente de todo esto, está el trabajador, ése que tiene que estar aguantando, si bien le va, dos horas o tres horas, de pie, a unas calles aledañas a la avenida principal, para que en cinco minutos máximo, culmine “la celebración de sus derechos laborales”… y luego, algunos muchos, regresar porque tenían que pasar de nuevo, pero ahora ya no con el Sindicato, sino con el grupo de Eleazar Guerrero… ¡qué pinche joda!
Dicen que en Xalapa fueron nueve horas de ver pasar y pasar a los trabajadores, “felices”, “contentos”, en este recorrido de la pleitesía al poder… Quizás por eso hay que mencionar cómo se conmemoró en el Puerto de Veracruz, el Día del Trabajo.
Allá no hubo desfile, sino una reunión de autoridades municipales (incluida Boca del Río), dirigentes sindicales y Cámaras Empresariales en la Macroplaza del Malecón, ¿con qué objeto? De dialogar, de escuchar, y seguir trabajando de manera coordinada en un solo proyecto: los veracruzanos… y de paso, los boqueños.
Sí, hubo momentos álgidos donde el Presidente del Congreso del Trabajo y Secretario General de la CTM, Leonel Pérez Herrera, se quejó de inseguridad, quizás pensando en que Paty sólo escucharía sus lamentaciones, y tuvo razón: Paty no respondió. Quien lo hizo fue la Presidenta Municipal de Veracruz, quien puntualmente dio por recibido el plañir de Leonel Pérez pero igual le contestó, de manera firme y con propuestas: trabajando juntos.
Este tipo de conmemoraciones, donde se evita el desgaste del trabajador bajo los rayos del sol y horas muertas, donde se platica con los líderes sindicales, en directo, hablan de concertación, diálogo, democracia de a deveras, pero también de lo que está hecha Patricia Lobeira.
Ojalá en otras latitudes tomen el ejemplo del ayuntamiento porteño… si hay que conmemorar el Día del Trabajo, que no sea doblando la cerviz sindical, sino haciendo diálogo, trabajando en coordinación, unidos, guardando respeto a las bases trabajadoras, guardando respeto a la autoridad, en este caso, municipal… así, sí vale la pena un Día del Trabajo.