Como amantes de lo ajeno y cobijados por las sombras de la noche del viernes, los senadores de Morena alevosamente aprobaron un paquete de reformas promovidas por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Les valió un pepino sacrificar su integridad e independencia y se sometieron abyectamente a los designios de una sola persona: el presidente.
En todo momento, los morenistas se negaron a elegir a un comisionado del INAI y con ello dejaron inoperante al pleno del órgano de transparencia por tiempo indefinido. Desde la Vieja Casona de Xicoténcatl, que se usó como sede alterna improvisada, los senadores morenistas se le rebelaron a Ricardo Monreal, su coordinador, y prefirieron la voz del presidente, su pastor supremo.
Claro que aún falta mucho trecho y, seguramente el resultado final lo determinará la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que comanda la ministra Norma Piña.
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