Un funcionario público que, por encima de rencillas políticas debe hacer prevalecer el estado de derecho, acudió a las puertas de las oficinas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para dar apoyo a ese grupo de choque de Morena que se manifiesta en contra de las decisiones de los ministros de la Suprema Corte. ¿Quién podría ser tan estulto personaje que con ello compromete su investidura? ¿Pues quién va a ser? No es otro que Cuitláhuac García, el “honesto” gobernador de Veracruz.
Se acercó el gobernador a los manifestantes y les dijo: “Quise venir aquí a saludarlos, a felicitarlos porque tienen ustedes una postura, haciendo ejercicio de los derechos constitucionales, de la libre manifestación de las ideas, de la reunión en lugares públicos, a fin de demandar que la corrupción en todos lados hay que combatirla”. ¡Pero qué necesidad! Todo por quedar bien con el porro mayor, el presidente de la República.
Todavía el gobernador de Veracruz declaró: “Nosotros en Veracruz padecemos la corrupción del Poder Judicial de la Federación, que solapa a jueces federales corruptos y estos jueces están emitiendo amparos a delincuentes y eso afecta mucho a los ciudadanos”. La realidad es que la SCJN ha debido corregir la plana a los legisladores veracruzanos no una, no dos, sino varias veces. Habría que decirle al gobernador de Veracruz que la estulticia es mala consejera.
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