La primera versión del desmayo del presidente fue precisamente del Diario de Yucatán, en palabras del veterano periodista Joaquín Chan Caamal. De acuerdo con sus fuentes, el presidente «se disponía a comer antojitos yucatecos que formaron parte del menú del desayuno, que preparan cocineros de la BAM No. 8, cuando se sintió mal y se desvaneció ante el asombro de funcionarios del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y representantes de las empresas que lo acompañaron en ese momento».
Después todo coincidió con esta versión, pues mientras Jesús Ramírez Cuevas aseguraba que el presidente estaba al 100 por ciento y que su gira no se suspendía, el caso es que se suspendió. Por supuesto que se desvaneció el presidente, hay testigos, pero como lo ya es su costumbre, la 4T no nos va a decir la verdad.
Ahora han mandado línea a todo mundo y la repiten con ímpetu; hasta el secretario de gobernación en la mañanera repite esa cantaleta que vamos a estar escuchando durante días: «Las especulaciones son producto de la malquerencia de algunos […] Eso quisieran, pero goza de cabal salud». ¿Goza de cabal salud? Hasta en eso se contradice. Nadie que goce de cabal salud es trasladado de emergencia al Hospital Militar de la Ciudad de México y es mantenido en aislamiento y bajo cuidados.
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