Primero fue la cobardía del presidente López Obrador de no asistir a la ceremonia de entrega de la “Medalla Belisario Domínguez” a su amiga Elena Poniatowska. El presidente esgrimió razones absurdas, dijo que no iba porque no quería que lo insultaran los conservadores. Le dio la espalda a Elena, quien lo defendió en 2006, quien estuvo en las tres campañas presidenciales con él. Como si eso fuera poco, las huestes lopezobradoristas mandaron a una diputada palera de Encuentro Social, quien, en plena ceremonia de entrega, se puso a reprochar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación que le retiraran la tutela de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
La diputada palera y además corriente, fue Sasil de León, del Partido Encuentro Social. Dijo la muy estulta: «Aprovecho este recinto histórico para condenar enérgicamente la decisión de la SCJN sobre la Guardia Nacional es inverosímil tal decisión porque quedaron a la deriva sin definición 130 mil elementos».
El secretario de Gobernación, que se encontraba presente en lugar de López Obrador, asintió con la cabeza, mostrando así su acuerdo con la corriente diputada que se ganó el repudió de los asistentes que de inmediato le gritaron, «fuera, fuera, fuera». ¡La Poni no se merecía esto!
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