La carta fatal

Cuitláhuac García Jiménez FOTO: WEB
- en Opinión

Sergio González Levet / Instalado en el grotesco afán de quedar bien con el presidente Andrés Manuel López Obrador, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez envió la semana pasada al titular saliente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, una carta grosera, vulgar y tonta.

El Presidente del Instituto le había hecho llegar al Gobernador una misiva en la que se despedía cortésmente del mandatario, como lo hizo seguramente con todos los otros gobernadores y con muchos funcionarios más.

“Le reitero mi respeto y hago votos porque se siga fortaleciendo la institucionalidad democrática que tanto ha costado construir y que siempre será necesaria para la paz pública y el desarrollo de nuestro país”, puso el doctor Córdova.

Pero Cuitla, con la pésima sintaxis que caracteriza a todo lo que le escriben, le contestó de manera ordinaria cosas como:

“Debo ser honesto y sincero con Usted, la recibo con mucho agrado pues usted ya se va; con eso al menos, le quita al Instituto la carga económica de un individuo que vivió con los privilegios anticonstitucionales que un régimen corrupto y en decadencia le otorgó”.

Sin la menor idea de lo que es la decencia y con un pleno desconocimiento de la urbanidad política, Cuitláhuac se puso en Modo AMLO En Su Mañanera, y le recetó lo siguiente a quien le había enviado una cordial despedida:

“Supo usted interpretar que el régimen de corrupción al que usted perteneció empezaba a llegar a su fin y que de ahí hayan surgido sus desesperados intentos por impedir una democracia plena, legítima y participativa que lo sepultaría”.

Y le reclamó que se hubiera puesto “a favor de los intereses mezquinos de una élite oligarca”.

No contento con sus insultos fuera de lugar, se dio tiempo para amenazar a quien López Obrador convirtió en el villano favorito de la 4T:

“Aún le queda aclarar las observaciones que el Contralor Interno del INE entregó a la Cámara de Diputados. Estaremos pendientes”.

Finalmente, se quiso hacer el chistoso:

“Por lo pronto, y con el gusto y la sonrisa de tener una misiva de despedida de su parte que me alegró el día, quedo de usted”.

Imagino al pobre ingeniero y a su patético grupito de amigos y/o cómplices y/o incondicionales regodeándose en alguna oficina del Palacio de Gobierno por la lastimosa respuesta que -su nivel los obliga- pensaron era algo inteligente y que iba a devolver la gracia del Patriarca hacia el Gobernador, hoy más frío que un pingüino en invierno.

Lo único que consiguió Cuitla con su grosera respuesta fue enseñar el cobre y su falta de diplomacia y buen sentido.

La bronca es que hay quienes piensan en el país que así somos todos los veracruzanos… no manchen.

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