La tragedia fue culpa de los migrantes… y de Ebrard

Marcelo Ebrard FOTO: WEB
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Bernardo Gutiérrez Parra / El sábado 18 de marzo en su mega concentración zocalera para dulcificarle el ego, Andrés Manuel López Obrador dijo a sus corcholatas: “Nada de zigzagueos ni de titubeos”. Es decir; derechitos y sin salirse del huacal.

El mensaje lo entendieron Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López; no así el canciller Marcelo Ebrard que dos días después durante la presentación de su libro “El camino de México” en el Palacio de Minería, afirmó que nuestro país está a tiempo de “cambiar para siempre” y ser una nación de “clase media mayoritaria”.

Esto fue una afrenta para el presidente que odia como a sus pecados a la clase media.

Desde ese día circula con más fuerza la versión de que, sabedor que el tabasqueño ya tiene a su candidata, Marcelo se irá de Morena y buscará que la coalición PAN-PRI-PRD (cuya caballada está de a tiro muy escuálida), lo lleve de abanderado para el 2024. O como último recurso aceptará el patrocinio de Movimiento Ciudadano.

He dicho en otras ocasiones que si Ebrard se quiere mover sin el permiso presidencial, bastará con que se filtre a los medios la investigación de la empresa noruega Det Norske Veritas (DNV) sobre la tragedia de la Línea 12 del Metro para meterlo en cintura, porque en esa investigación sale bien embarrado.

Pero al parecer no habrá necesidad de ir tan lejos. Migrantes procedentes de Colombia, Venezuela, El Salvador, Guatemala, Honduras y Ecuador pueden acabar con sus aspiraciones e incluso con su carrera política.

Como bien sabes lector, este lunes por la noche murieron calcinados en un albergue del Instituto Nacional de Migración de Ciudad Juárez 38 migrantes y hubo 28 heridos.

Más que albergados, los migrantes estaban encerrados en una especie de celda con una puerta con barrotes que tenía candado. Un video muestra que cuando empezó el incendio varios se acercaron a la puerta a pedir que la abrieran, uno incluso la patea inútilmente mientras tres guardias huyen para evitar las llamas y los dejan a su suerte.

¿Qué tiene que ver en esto Marcelo Ebrard?

Hasta ayer por la mañana nada, pero después que el secretario de Gobernación Adán Augusto López dio una entrevista al periodista Joaquín López Dóriga, al parecer tendrá que ver y mucho.

Adán Augusto dijo: “Aunque formalmente es la Secretaría de Gobernación (la encargada del INM), para efectos administrativos hay un acuerdo al interior del gobierno y es Marcelo, el secretario de Relaciones Exteriores, quien se encarga del tema migratorio”.

A renglón seguido agregó que la migración es un asunto compartido y se dijo dispuesto a “dar la cara” por el incendio. Pero no lo hará. Al final los 38 migrantes calcinados pasarán al cajón del olvido, pero si sus deudos exigen dar con los responsables, ahí estará Marcelo para ir al cadalso por cortesía de Adán Augusto, que hizo una declaración falaz y cargada de sevicia.

Desde su nacimiento el 19 de octubre de 1993, el INM es un órgano técnico desconcentrado de la administración pública federal, DEPENDIENTE de la Secretaría de Gobernación; al menos así lo dice el Diario Oficial de la Federación de esa fecha. Luego entonces, uno de los responsables de la tragedia debería serlo en primera instancia el secretario de Gobernación.

El 19 de septiembre del 2019 se creó con carácter de transitorio, la Comisión Intersecretarial de Atención Integral en Materia Migratoria dependiente de la Secretaría de Relaciones Exteriores “que coordinará las políticas, programas y acciones de varias dependencias”.

Es decir, la SRE regula los trabajos de otras dependencias en cuanto al tema migratorio se refiere, pero no es la encargada de la operación de los albergues migratorios, ni de contratar y vigilar el desempeño de su personal. De eso se encarga la secretaría de Gobernación cuyo titular, lo repito, es Adán Augusto López.

Pero el descontón no se lo quita nadie a Marcelo Ebrard.

Sin darle muchas vueltas, lo que sucedió en Tijuana es responsabilidad total de este gobierno. Aunque queriendo minimizarlo, López Obrador le dedicó apenas unos minutos en su mañanera de ayer. “Es un hecho muy lamentable” dijo. Y sin tener aún el peritaje oficial culpó a los migrantes de la tragedia. “Se pusieron a quemar colchonetas”.

Pero como el asunto va escalando hoy volverá a tocar el tema y predecible como es seguramente dirá: “Es parte de la descomposición que heredamos de los gobiernos corruptos y neoliberales”, pasando cínicamente por alto la descomposición, corrupción, pobreza y muerte que él heredará al gobierno que lo suceda.

Conociendo su perversidad, podría jurar que Andrés Manuel aprovechó la tragedia para enviarle algo más que un calambrazo a Marcelo mediante su ujier Adán Augusto. Porque el titular de Gobernación no dijo lo que dijo por sus pistolas; se lo dictaron en Palacio Nacional.

¿Qué hará el canciller?

Tiene dos caminos.

Romper en definitiva con López Obrador y buscar la presidencia de la República por otro lado con la de broncas que eso le acarreará. O quedarse en Morena y aceptar el premio de consolación que le dé Claudia Sheinbaum cuando sea presidenta, porque ya dijo que lo incluirá en su gabinete.

Pronto lo sabremos, lector

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