Arturo Reyes Isidoro / Cuatro años y tres meses después, sin alguna duda se puede afirmar en forma contundente que el proyecto democrático de Morena resultó un rotundo fracaso.
Definitivamente ya está sepultada aquella expectativa de cambio que nos despertó la llegada al gobierno de la única corriente que faltaba por gobernar: la de la izquierda.
Los mexicanos estaban más que desencantados con los priistas, ubicados en el centro, pero también con los panistas, a la derecha, porque cuando llegaron al poder repitieron los mismos vicios y las mismas malas prácticas que los tricolores.
En el año 2000, cuando se dio por primera vez la alternancia, Vicente Fox tuvo todo para transformar al país. Como López Obrador, llegó a la presidencia con un gran respaldo popular y una gran expectativa para los mexicanos que vieron en él al salvador que por más de setenta años se había estado esperando.
Hoy cuando escucho las mentiras, las ocurrencias, a veces verdaderas insensateces de AMLO me acuerdo también de las fanfarronadas del panista, como aquella de que el conflicto en Chiapas generado por la aparición del EZLN se podría resolver en 15 minutos, pero terminó su sexenio y el problema continuó latente.
Fox era un locuaz y un lenguaraz como el actual (“ya cállate chachalaca”). Cómo olvidar que como candidato prometió que con su gobierno todos los mexicanos tendrían un “vocho” (un coche Volkswagen), una televisión y un “changarro”, porque según a todos los iba a sacar de la pobreza cuando que, igualito al actual, empobreció más a los mexicanos. Su administración resultó un verdadero desastre.
Tampoco acabó con la corrupción ni llevó a la cárcel a los corruptos del PRI. Al contrario, como sucede ahora de nuevo, la fomentó y ahí están los ejemplos vivos de su ahora esposa Martha (“Marthita”) Sahagún, su “cisne”, y los hijos de esta mujer, que de pasar apuros económicos sobreviviendo con una veterinaria que tenía su padre hoy son potentados multimillonarios porque robaron e hicieron negocios al amparo de su padrastro, lo que también me hace recordar a los hermanos, pero sobre todo a los hijos de AMLO.
En 2018 los mexicanos fuimos a votar por estos que se nos vendieron como “la esperanza de México”, como la honestidad y la honradez en persona, como la esencia de la democracia, como los que no eran iguales, lo mismo, sino diferentes, como los que, ahora sí, por fin, iban a transformar a México en el paraíso prometido.
Los hechos confirman el fracaso
Cuando afirmo que todo ha resultado un contundente, un rotundo fracaso, es porque día a día los hechos así nos lo demuestran.
Hoy López Obrador practica el acarreo priista, con todo el despilfarro de recursos que ello implica, para que lo aclamen, en forma masiva, del tamaño de un elefante en una pequeña sala de tal modo que todos lo pueden ver, aunque con un gran cinismo lo niega en sus conferencias de prensa.
Andrés Manuel ha ido más allá de los priistas. Su gobierno no solo es centralista hasta decir basta, de un solo hombre y una sola voluntad, la suya, hegemónico, omnipotente y omnipresente, arbitrario, abusivo, vengativo, rencoroso, todo eso y más hasta casi rozar ya la dictadura.
Y en Veracruz se acaba de hacer público un audio en donde se escucha al jefe administrativo de la Secretaría de Seguridad Pública instruyendo a los empleados de la dependencia para que, a forziori, se integren a comités de apoyo a Morena y promuevan el voto para este partido, activismo político partidista en horas de trabajo y en días hábiles, lo que constituye un mal uso de los recursos públicos, un verdadero delito electoral.
Pero, peor, el mismísimo gobernador, quien debiera ser garante de la imparcialidad democrática, el paladín del derecho electoral, no solo avala la conducta de su empleado, sino que acepta que sí, que en efecto está abusando de su posición, con el argumento de que está en su derecho a organizarse.
“No pues sí, estamos en estas actividades de fin de semana, por convicción, sin recursos públicos y sin coaccionar a nadie”; dijo que las reuniones que organizan los funcionarios “son como los llamados a misa, va quien quiere, pero que no les extrañe”.
Leamos esta joya: “En su tiempo libre todos los trabajadores son libres de tener las convicciones partidistas que ellos quieran (¿nada más en su tiempo libre?), todos son libres en sus tiempos libres (¿y en sus tiempos que no están libres, no?), si en lugar de ir a ver a su familia deciden hacer actividades de sus convicciones partidistas no podemos restringirlos, hay una Constitución que los ampara, la Constitución nos da derechos políticos a todos, entonces no podemos decirle cómo comportarse partidistamente a alguien en su tiempo libre; que no pueden hacer dirigir recursos públicos o coaccionar eso sí no” (Noemí Valdez, Notiver, 21.03.23)
En efecto, la Constitución ampara la libertad y los derechos políticos de todos, pero la Constitución, así como otorga derechos impone también obligaciones y una de ellas es respetar las leyes que de ella emanen, como la ley electoral.
Preparan fraude, por eso quieren eliminar al INE
Pero a confesión de parte relevo de pruebas. ¿Dónde quedó la democracia que pregonaban? Cuando afirmo que su proyecto democrático es un rotundo fracaso es porque vemos que no supieron construir el andamiaje para una práctica política basada en la legalidad, de respeto a la pluralidad, que propicie una competencia sana, que sepulte para siempre el uso y el abuso de los recursos públicos con fines partidistas, el fraude; al contrario, esos vicios y prácticas no solo las han mantenido con vida, sino que las han fortalecido. Se están preparando ya, con mucha anticipación, para el fraude electoral, por eso quieren desaparecer el INE, porque les estorba, para que nadie los vigile y fiscalice.
El fracaso se advierte cuando tienen que recurrir a todas esas malas artes de la política, que distinguió a los priistas, porque no tienen otra forma de actuar, no saben cómo, porque no construyeron nada nuevo y por eso mismo durante lo que llevan en el gobierno tampoco supieron ni pudieron crear nuevos cuadros, los suyos propios, novedosos, atractivos para el electorado con los cuales competir en 2024 y van a tener que recurrir a expriistas y de otros partidos, que no garantizan nada pero a los que harán ganar con trampas, con fraudes, con tal de intentar retener el poder.
Se les olvida que por eso los mexicanos echaron a los priistas del gobierno.
Y también solapan abusos
El abuso de ellos se da donde quiera. Los pinta como son: falsos. El pasado fin de semana en Pánuco la directora del Instituto Tecnológico, Janeth Martínez Étienne, prácticamente secuestró a personal de la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV) cuando se presentaron a inspeccionar tomas de un hotel de su propiedad porque adeuda 500 mil pesos por consumo de agua.
Encerró a los trabajadores bajo llave con la advertencia de que no los liberaría hasta que se presentara su jefe, el ingeniero José Luis Guzmán Flores. Agredió verbalmente al personal femenino de la CAEV y cuando llegó la policía presumió que eran sus amigos porque ella es protegida del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y le permite que haga lo que quiera.
Y en eso se ampara sabiendo que, en efecto, tiene el manto protector del gobernador y goza de impunidad porque nadie la llama a cuentas, pues también está señalada de estar haciendo negocios con los recursos del Tecnológico sustrayendo material que vende en un negocio de su propiedad.
Pero estos son los que venían a salvar a México, a Veracruz, a hacer valer la democracia. Tienen un enorme espejo en Vicente Fox pero a propósito se tapan los ojos porque a ellos mismos les asusta, les repele ver su propio rostro, el real, tal como son: una enorme decepción, un gran desencanto, un verdadero fraude.
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