Armando Ortiz / En la introducción a su ensayo “La independencia del Poder Judicial de la Federación”, el entonces ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Mariano Azuela, anotaba: “La independencia judicial es uno de los presupuestos esenciales para el funcionamiento del Poder Judicial. Se trata de una garantía instaurada para impedir injerencias de los otros Poderes en la resolución de litigios sometidos a su conocimiento”. De no existir esa independencia el Ejecutivo, que es la entidad que más acumula autoridad, controlaría las decisiones de los otros poderes, el Legislativo y el Judicial. Por lo mismo, queda en los titulares de estos poderes, mantener intacta la integridad de esa autonomía. Sin embargo, en el estado de Veracruz esa autonomía es una mera definición, es una simulación, es una excusa para la prostitución. En la manifestación del 18 de marzo el presidente hizo una convocatoria para celebrar el Día de la Expropiación Petrolera. Por supuesto, el llamado, lo sabemos, era para sus huestes, para que los acarreados de sus huestes llenaran el Zócalo de la Ciudad de México. En ningún momento se esperaba que la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la magistrada Norma Piña, acudiera a ese llamado y que después se tomara una foto y para subirla a sus redes con la leyenda: “La SCJN está con nuestro presidente”. No lo hizo Norma Piña, pero en Veracruz sí lo hizo la magistrada Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre, presidenta del Poder Judicial. La magistrada acudió como cualquier chairo a apoyar el movimiento de la Cuarta Transformación. Pero no sólo eso, osó tomarse una foto junto con el gobernador Cuitláhuac García y Joana Marlén Bautista y la subió a redes para dejar claro que la autonomía entre los poderes en Veracruz es nula. “Poder Judicial en Veracruz esta con nuestro presidente y nuestro querido gobernador”, presumieron la titular del poder Judicial y la administradora. ¡Más arrastradas no se pudieron ver!
La vileza de López Obrador, insiste en intimidar a la ministra Norma Piña. Sus huestes queman piñata con el rostro de la ministra en el Zócalo
Durante la concentración para conmemorar el Día de la Expropiación Petrolera un grupo de seguidores del presidente Andrés Manuel López Obrador llevó una piñata con la figura de la ministra Norma Piña. Las huestes lopezobradoristas golpearon la piñata y al final la quemaron entre una orgía de júbilo. Gritaban los seguidores del presidente: ““Fuego, fuego”, “¡Fuera Piña, fuera Piña!” y “Es un honor estar con Obrador”. Por supuesto, la violencia de este grupo de seguidores de AMLO es instigada por el propio presidente, quien insiste en las mañaneras que la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es una enemiga de la Cuarta Transformación. ¿Qué hay detrás de esta violencia simbólica? Pues atrás está la frustración y el coraje de un presidente que no consiguió que la ministra Norma Piña se sometiera a sus caprichos. López Obrador respetó al anterior presidente de la SCJN porque el ministro Arturo Saldívar estuvo siempre a la orden de su “majestad”; tanto que el mismo presidente propuso aumentar dos años más la permanencia de Saldívar en la presidencia de la SCJN. Se equivoca López Obrador si cree que con esos actos que simulan violencia feminicida logrará que Norma Piña se ponga de su lado. Se equivocan las huestes del presidente si creen que con memes o con piñatas incendiadas van a doblar a la ministra presidenta. Por lo que se ve, este tipo de acciones sólo hacen que la entereza e integridad de Norma Piña se consoliden.
Zócalo 18 de marzo, la concentración del odio. Repartieron panfletos que decían: “Periodistas con malos pensamientos contra AMLO serán desaparecidos”
Primero reportamos que un grupo de lopezobradoristas llevaron una piñata con el rostro de la ministra Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Sin que nadie lo impidiera, la piñata fue apaleada para después prenderle fuego. Esa manifestación de odio es consecuencia del acoso constante del presidente López Obrador en contra del Poder Judicial. Pero esa no fue la única manifestación de odio. Se descubrió a un grupo de adultos mayores repartiendo panfletos que con un lenguaje religioso comparaban a Andrés Manuel López Obrador con Jesucristo. De hecho, el panfleto también anotaba: “Todos aquellos que tengan malos pensamientos para mi presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador, hijo predilecto de reyes de mi corazón, hijo del cielo y de la tierra”. En otro de los párrafos lanzaban una advertencia: “Todos los malos pensamientos que tengan y que por medio de los periodistas que se venden por unas monedas de plata como en el tiempo de Judas, tiempo final como el Apocalipsis. Tiempo para los malos y serán desaparecidos”. La verdad, con ese lenguaje milenarista, de secta religiosa, los mensajes no se pueden tomar a la ligera. Parece salir de gente enajenada, a la que le lavaron el cerebro.
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