Es importante concluir que el hecho de prevenir y salvaguardar la integridad de niñas, niños y adolescentes es responsabilidad de los adultos que tienen a cargo su guardia y custodia, tutela, o a quienes por motivo de sus funciones o actividades los tengan bajo su cuidado. En el hogar, les corresponde a los padres o tutores y en el espacio escolar a los adultos que integran la comunidad educativa.
Sin embargo, al parecer alguien no está haciendo su trabajo. Ojalá y que la SEP ponga a trabajar a sus jefes de sector, supervisores y jefes de enseñanza para capacitar a los maestros, para prevenir el bullying en los adolescentes.