Para el presidente López Obrador el dilema del fentanilo en México y los Estados Unidos es un asunto simple, que, según él, se arregla prohibiendo el fentanilo para uso médico, sustituyéndolo por otros opioides que mitiguen el dolor. El fentanilo se receta para tratar un dolor intenso en personas con cáncer, personas recién operadas o que tienen una fractura crónica. Sin embargo, habría que decirle al presidente que el problema de tráfico de fentanilo no se debe a la importación legal de esta sustancia, sino a la importación ilegal y a la fabricación de esta droga sintética en laboratorios clandestinos operados por los cárteles.
Pero un presidente simplista, ve soluciones simplistas a todo: «Voy a pedir a médicos y científicos mexicanos que analicen la posibilidad de que podamos sustituir el fentanilo con fines médicos por otros analgésicos para dejar de usarlo, a ver si es posible, porque antes se usaban otros analgésicos».
El fentanilo está dejando mucho dinero a los cárteles de la droga, y aunque se retirara de uso médico esta sustancia, los cárteles seguirían importándolo de China y otros países asiáticos, o seguirían fabricándolo en sus laboratorios.
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