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Lorenzo Meyer, cuando tienes un hijo como titular de la Sedatu, no te queda de otra que bajarte los pantalones ante la 4T

Lorenzo Meyer, cuando tienes un hijo como titular de la Sedatu, no te queda de otra que bajarte los pantalones ante la 4T FOTO: WEB

¿Alguien se acuerda del gran Lorenzo Meyer? Antaño un analista puntilloso, directo, crítico del sistema. Junto con Carmen Aristegui y Sergio Aguayo formaban una triada de analistas objetivos y bien informados. Sin embargo, apenas iniciado el gobierno de López Obrador, la voz de Lorenzo Meyer se empezó a opacar, a oscurecer. Incluso en sus artículos, la contundencia con que sostenía sus argumentos y críticas se fue debilitando. Conforme pasó el tiempo, Lorenzo Meyer se empezó a contagiar de la incongruencia que padece el propio López Obrador. Recientemente el presidente de México se envolvió en la polémica del espionaje contra activistas en su gobierno. El presidente, para salir del paso, dijo un absurdo.

Explicó el presidente que no es espionaje, que es inteligencia lo que lleva a cabo su gobierno. Lorenzo Meyer, para agregar a la justificación del presidente, declaró: «No es escandaloso que haya un Centro Militar de Inteligencia». Sabe Lorenzo Meyer que el problema no es que se tenga un centro de inteligencia en el gobierno federal. El problema es que se quiera disfrazar como acciones de inteligencia el espionaje por parte del gobierno. ¿Por qué le sigue el juego Lorenzo Meyer al presidente? ¿Por qué abona a su juego sucio?

Pues resulta que el hijo de Lorenzo Meyer, un tal Román Meyer Falcón, es el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano. Lorenzo Meyer vive el mismo dilema que Cuauhtémoc Cárdenas, quien, por no hacer enojar al presidente, por el miedo a que corran a sus vástagos de su dependencia, doblan las manitas ante López Obrador, o intentan hacer el caldo gordo a su incongruencia.