Armando Ortiz / Apenas el jueves 9 de marzo el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró que en México no se produce fentanilo. A manera de reproche se dirigió al gobierno de los Estados Unidos diciendo: “Ya agarraron lo del fentanilo, que ‘es responsabilidad de México’. Aquí nosotros no producimos fentanilo y nosotros no tenemos consumo de fentanilo”. El presidente de México pretendía con esa declaración tapar el sol con un dedo. Para la de malas, el Ejército Mexicano incautó en Tijuana casi dos millones de pastillas de fentanilo. De acuerdo con información oficial, el Ejército estuvo vigilando una casa en Tijuana durante 12 días, hasta que después de obtener una orden de allanamiento entraron para incautar 1.83 millones de pastillas de fentanilo además de 400 kilogramos de anfetaminas. Por supuesto, ni siquiera eso le tapara la boca al presidente de México que seguirá mintiendo, asegurando que en México ni se produce ni se consume el fentanilo. Y es que legisladores estadounidenses insisten en que se declare a los cárteles de la droga, quienes producen y trafican el fentanilo que se consume en los Estados Unidos, como grupos terroristas. De hecho, al decir que en México no se produce fentanilo, el presidente a quien defiende es a los cárteles de la droga, no a los mexicanos.
Lorenzo Meyer, cuando tienes un hijo como titular de la Sedatu, no te queda de otra que bajarte los pantalones ante la 4T
¿Alguien se acuerda del gran Lorenzo Meyer? Antaño un analista puntilloso, directo, crítico del sistema. Junto con Carmen Aristegui y Sergio Aguayo formaban una triada de analistas objetivos y bien informados. Sin embargo, apenas iniciado el gobierno de López Obrador, la voz de Lorenzo Meyer se empezó a opacar, a oscurecer. Incluso en sus artículos, la contundencia con que sostenía sus argumentos y críticas se fue debilitando. Conforme pasó el tiempo, Lorenzo Meyer se empezó a contagiar de la incongruencia que padece el propio López Obrador. Recientemente el presidente de México se envolvió en la polémica del espionaje contra activistas en su gobierno. El presidente, para salir del paso, dijo un absurdo. Explicó el presidente que no es espionaje, que es inteligencia lo que lleva a cabo su gobierno. Lorenzo Meyer, para agregar a la justificación del presidente, declaró: «No es escandaloso que haya un Centro Militar de Inteligencia». Sabe Lorenzo Meyer que el problema no es que se tenga un centro de inteligencia en el gobierno federal. El problema es que se quiera disfrazar como acciones de inteligencia el espionaje por parte del gobierno. ¿Por qué le sigue el juego Lorenzo Meyer al presidente? ¿Por qué abona a su juego sucio? Pues resulta que el hijo de Lorenzo Meyer, un tal Román Meyer Falcón, es el titular de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano. Lorenzo Meyer vive el mismo dilema que Cuauhtémoc Cárdenas, quien, por no hacer enojar al presidente, por el miedo a que corran a sus vástagos de su dependencia, doblan las manitas ante López Obrador, o intentan hacer el caldo gordo a su incongruencia.
Morena reconoce que sí va a haber acarreos para la marcha del 18 de marzo en la CDMX; ah, pero los diputados pagarán los autobuses
En las marchas ciudadanas cada quien va porque le viene en gana. En su gran mayoría las personas salen a manifestarse libremente, sin esperar un pago, un lonche, sin miedo a que los sancionen en el trabajo. Esas marchas ciudadanas se replican en decenas de ciudades por todo el país. Las últimas marchas que ha organizado López Obrador están llenas de acarreados, de personas que por 500 o mil pesos se prestan para salir a marchar a favor de la Cuarta Transformación. Después de esas marchas las carreteras aledañas a la Ciudad de México son un caos por la cantidad de camiones que regresas a sus estados de origen. En Veracruz, por ejemplo, los funcionarios de la 4T entraron en crisis porque no alcanzaban los autobuses disponibles para acarrear a su gente; luego piden fiado y ya se sabe que los funcionarios de este gobierno son mala paga. Claro que habrá acarreo en la marcha del 18 de marzo en la CDMX. El mismo líder de los diputados de Morena lo ha reconocido: “Tengo conocimiento porque me lo han hecho saber varias diputadas y diputados, que van a destinar parte de su dieta para estar presentes y con ellos algunos de los compañeros que quieren venir y que solidariamente apoyan su traslado”. Sin embargo, el mayor gasto para los acarreados saldrá del presupuesto de los estados gobernados por Morena, es decir, de los impuestos de usted, de los impuestos de todos.