Quiere pruebas el presidente, pues la revista Proceso, en su más reciente entrega muestra un reportaje revelando el bunker de espionaje del gobierno de la República en manos del Ejército. Señala Proceso: «En los últimos 12 años, el Centro Militar de Inteligencia (CMI) ha operado al margen de la ley, sostiene la organización Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D). Desde un búnker de más de 5 mil millones de pesos instalado en el Campo Militar No 1, sus agentes han recabado información para los sucesivos titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) gracias a un arsenal tecnológico, que incluye el poderoso spyware Pegasus».
Pruebas y evidencias hay, sólo que el tozudo presidente las niega, cierra los ojos y cree que con ese acto las pruebas desaparecerán. Dice el presidente: «No somos iguales a los anteriores». No, son peores.