En México, desde que inició el gobierno de López Obrador, llamó la atención la política de seguridad «abrazos, no balazos». Supuestamente, si el gobierno se mostraba comprensivo y condescendientes con los criminales, estos entrarían en razón y dejarían de delinquir. Por supuesto ese absurdo no funcionó, antes bien los grupos criminales se volvieron más violentos, más temerarios, más cínicos.
Ante este panorama, William Barr, exfiscal de los Estados Unidos publicó para el Washington Post: «Hoy el principal facilitador de los cárteles es el presidente Andrés Manuel López Obrador , conocido como AMLO. Cuando llegó al poder a fines de 2018, anunció el cambio a una política de “abrazos, no balazos” y cerró la cooperación antinarcóticos con los EE. UU. Bajo una fuerte presión del presidente Trump, ocasionalmente participó en una operación de alto perfil para crear la ilusión de cooperación, pero estas eran cortinas de humo. En realidad, AMLO no está dispuesto a tomar medidas que desafíen seriamente a los cárteles. Los protege invocando constantemente la soberanía de México para impedir que Estados Unidos tome medidas efectivas».
Quisiéramos señalar que este radical de derecha está equivocado, pero el financiamiento del narco en las elecciones de 2021, así como la entrega de estados enteros a los cárteles de la droga, nos hacen pensar que William Barr tiene razón.
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