Esto en respuesta a las declaraciones del mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, a quien acusa de «injerencia en asuntos internos» del país andino y de haber «decidido apoyar el golpe de Estado» del exmandatario Pedro Castillo. Es una lástima que el presidente mexicano se entrometa en asuntos completamente ajenos y dañe las relaciones diplomáticas con un país que se ha caracterizado por ser buen vecino.
Las relaciones diplomáticas entre México y Perú iniciaron en 1823, y siempre había prevalecido el diálogo y el respeto entre ambas naciones. Por tal razón, en un mensaje a la nación, la presidenta declaró que «las relaciones diplomáticas entre Perú y México quedan formalmente a nivel de encargados de negocios». Ni hablar, otro pleito que tendrá que atender el #carnal Marcelo.