Una de ellas fue para pedir que no se apoyara a asociaciones civiles que atentan contra la democracia de México; ¡nadie le respondió! Después mandó una carta al rey de España, esperando una disculpa por las atrocidades cometidas en la Conquista; ¡nadie le respondió! Hoy nos enteramos en la mañanera que el presidente le mandó una carta va Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, señalando su preocupación por algunos ciudadanos nicaragüenses, que están sufriendo persecución.
¿Le contestó su amigo Daniel Ortega, aquel a quien defendió ante el gobierno de los Estados Unidos? ¡Tampoco le respondieron! Es decir, las cartas de López Obrador no surten ningún efecto. López Obrador ha sido un presidente tan incongruente, que todos, hasta sus aliados, lo toman a loco.