Armando Ortiz / Es el presidente de México, el que ostenta el Poder Ejecutivo. Es el que pide respeto y hasta le promueven una ley para multar a aquellos que lo insulten. Sin embargo, él, sin ningún recato, perdiendo los estribos, no tiene empachó en insultar al que se le pegue la gana. Por ejemplo, la mañana del jueves 23 de febrero, el presidente López Obrador se fue sobre el ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz. Dijo el presidente de México: “¿Cuándo la Suprema Corte se oponía a una decisión del Presidente? Acuérdense cuando quisieron en el gobierno de Calderón que se investigara a fondo y se castigara en el incendio de la guardería ABC intervino Calderón, el secretario de Gobernación hasta amenazaron al ministro Zaldívar, y al final no se aprobó la propuesta del ministro Zaldívar. Estamos hablando de la pérdida de vida de niñas, de niños, un caso lamentable completamente. Ahí estaba el ministro Cossío, que seguramente va estar el domingo protestando; corruptazo, conservador, hipócrita, como son la mayoría de ellos”. Por supuesto, el propósito de López Obrador es desprestigiar la marcha “Mi voto no se toca” a favor del INE que se llevará a cabo el domingo 26 de febrero.
¿Debemos salir a marchar el domingo en defensa del INE? Hay que evitar que el tirano embustero se adueñe de las elecciones
Andrés Manuel López Obrador intentó dar un golpe constitucional al Instituto Nacional Electoral. Pero su intento de desmantelar al INE fue evitado por los diputados de oposición. Rencoroso como es, el presidente de México elaboró un Plan B para hacerse del control de las elecciones. La idea de INE del presidente es uno que esté sujeto a la presidencia, disminuyendo el presupuesto, mermando con ello la efectividad, certeza y calidad de las elecciones. El Plan B contempla además la disminución de las sanciones electorales, por lo que campañas adelantadas y recaudaciones ilícitas serán cosa de cada elección. Los funcionarios de gobierno, presidente de la República, gobernadores, presidentes municipales y cualquiera que ostente el poder podrá hacer declaraciones sobre la contienda, sobre sus preferencias, algo que hasta hoy es sancionado, lo que implicaría una ventaja para los gobiernos de Morena en los estados donde gobierna. A eso hay que sumar que se atenta contra el derecho a la información, pues el presupuesto de Comunicación Social de los estados y municipios se reduce considerablemente. La finalidad es acabar con los convenios a los medios de comunicación, sobre todo en estados y municipios, donde todavía hay una resistencia en contra de las acciones de este gobierno. Por estas y otras razones, sería importante asistir a la marcha del 26 de febrero y gritar: “Mi voto no se toca”.
Para López Obrador los que marcharán el domingo a favor del INE están a favor del narco. Su injuria sólo busca desprestigiar un movimiento legítimo
La perversión del presidente López Obrador ya no conoce escalas. Primero injurió a uno de los que discursarán el domingo en la marcha a favor del INE, al ministro en retiro José Ramón Cossío Díaz a quien calificó de corruptazo, conservador e hipócrita. Pero eso no le basta. Trascendió que desde presidencia se dio línea para que se diga que los que marcharán el domingo 26 de febrero a favor del INE, son los que apoyan al narco, los que apoyan a Genaro García Luna. Señala el periodista Carlos Loret de Mola: “Una cosa es cobrar las facturas a quienes encumbraron a García Luna, y otra cosa es decir que los que van a manifestarse el domingo en el Zócalo quieren defender al exsecretario de Seguridad Pública aliado con el narco”. Por supuesto, la marcha genera miedo al presidente, quien ya se dio cuenta que la convocatoria para defender el voto es alta, y no sólo en la Ciudad de México, sino en varias ciudades de la República. Ese miedo lo vuelve más agresivo, más soez, más desesperado, más iracundo, más tirano. Ahora su finalidad es desprestigiar un movimiento legítimo.