En agosto de 2019 el presidente López Obrador soltó una de esas frases que lo habrán de perseguir hasta la tumba: «No es cierto que el Presidente no sabía, o que lo engañaron o fueron desleales sus colaboradores. El Presidente tiene toda la información, claro que sabe todo, los negocios más jugosos que se hacen al amparo del Poder Público llevan el visto bueno del Presidente». Una vez que se diera a conocer el veredicto de culpable en contra de Genaro García Luna, toda la fauna chaira se ha puesto a repetir que Felipe Calderón sabía de los vínculos de García Luna con el narco.
Esta vez le vamos a dar la razón a los chairos. Porque si, como dijo López Obrador, un presidente lo sabe todo, entonces él debió saber de las transas de Bejarano, Ponce, Imaz, en el gobierno del Distrito Federal, cuando él era el Jefe. Asimismo, debió conocer de los paquetes de dinero que recibió Pío y Martinazo.
También de los moches de la maestra Delfina, de los ventiladores de Bartlett, de los compadres de la Nahle, de las donaciones a los Ackerman, de las empresas fantasma de Ana Gabriela Guevara, de la Casa Gris de su hijo, etcétera, etcétera.
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