Uno dijo que una bruja lo había tocado y otra dijo haber visto demonios rubios. Por supuesto, esas expresiones en la mente de un niño le crean un estado de agitación y miedo que se alimentó de más historias sobre demonios. Puede ser que uno de los niños se haya sentido afectado y por el miedo empezó a grita y agitarse, lo que causó un cuadro de histeria colectiva, por lo que maestros y familiares tuvieron que intervenir.
Ya en el hospital, personas que no tenían nada que hacer, metieron más miedo a los niños, pues al intentar sacar el demonio de los cuerpos de los pequeños, les hicieron creer que el demonio los tenía poseídos. Es decir, la superchería y la ignorancia se juntaron causando un gran caos y daños psicológicos a los menores.