El pueblo de Jerez, en el ensangrentado estado de Zacatecas, ha sido rehén de la violencia por grupos delincuenciales. Mientras el número de desaparecidos va al alza y los asaltos a mano armada y el cobro de piso son algo común entre la sociedad jerezana, el alcalde José Humberto Salazar Contreras, quien se ha negado a suspender las fiestas para no vulnerar las tradiciones, en una clara muestra de ausencia de sensibilizad, se ha echado a cantar en público un narcocorrido en honor de uno de los capos más sangrientos de México, el Chapo Guzmán.
Desafortunadamente en este contexto de violencia y terror, el que se roba la nota es el alcalde, quien sigue manejando el discurso de que se trata de una labor de toda la sociedad.
«Toda la comunidad de Jerez estamos conscientes de eso, trabajando para eso, por eso es la unión de los jerezanos, para que ya no pase eso», señaló un funcionario, que por un lado dice que está con la sociedad que sufre la violencia, y por otro se echa sus tragos y glorifica a los malandros cantando narcocorridos. Ni hablar, cada quién tiene el gobierno que se merece.
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