Dice un dicho muy popular que «el que lo huele debajo lo tiene». Cuando una persona se apresura a señalar a un culpable, lo más seguro es que esa persona sea la culpable. Yasmín Esquivel, la ministra plagiaria, obtuvo un amparo por parte de la justicia federal para evitar cualquier divulgación sobre la investigación que el Comité Universitario de Ética lleva a cabo en torno al plagio que ella misma llevara a cabo. ¿Para qué esta precaución?
En un comunicado la ministra explica: «El amparo que solicitó Yasmín Esquivel Mossa es para conocer más información de su caso debido a que el Comité de Ética de la UNAM fue creado en agosto de 2019. Por ley sus decisiones no tienen injerencia en hechos ocurridos previamente, esto es en 2018». Es decir, de entrada, invalida cualquier decisión que tome un comité creado a posteriori de su crimen.
Yasmín Esquivel debe tener información sobre hacia donde se inclina el Comité Universitario de Ética y por lo mismo se apresura a adelantar su defensa para que la decisión de ese comité no la afecte. Por supuesto, Yasmín Esquivel hace quedar mal a la UNAM, la hace ver como una institución abusiva y acosadora, que pretende lesionar su prestigio. ¿Pero cuál prestigio? Yasmín Esquivel habrá de quedar en la historia de México como la ministra plagiaria.
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