Edgar Hernández* / Como en el viejo PRI, en Morena el dedo del señor es López Obrador, quien -como reza el viejo dicho- cuando pregunta ¿Qué hora es? La respuesta invariable es: “¡la que usted diga, señor presidente!”
En Veracruz se han venido sucediendo una serie de desencuentros y destapes entre aspirantes, suspirantes y colados.
Vaya, ya para que una parte de la chairiza sostenga que quiere y puede el Fernández Noñora veracruzano, el apestoso de Manuel Huerta Ladrón de Guevara, o que el sanguinario Bola #8 es el bueno, es que algo grave está sucediendo.
En las últimas semanas, en el marco de dos visitas simultaneas del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, vino a levantar la mano de Sergio Gutiérrez Luna, lo que llevó a las candorosas huestes chairas a desbocarse y al ungido, redoblar su ilegal proselitismo y propaganda millonaria iniciada hace 14 meses.
La cargada fue total, una bufalada estilo PRI.
En paralelo la Suprema Corte de Justicia de la Nación de la noche a la mañana invalida una reforma constitucional que permitía a Rocío Nahle ser candidata en Veracruz, pero dejaba abierta la disposición de que jugara siempre y cuando acreditara residencia de cinco años.
Todo ese chilatole suscitó un lío mediático alimentado por los enemigos de la Nahle que está visto, no son pocos.
Dio lugar, asimismo, a que el propio López Obrador interviniera para precisar y marcar línea sobre cuál es el futuro que pretende para Veracruz, llevando a la desacreditada Roció Nahle como responsable de las instituciones estatales.
Desde la Mañanera, el pasado miércoles 1º de febrero, sostuvo que, pese a la resolución de la Corte, la titular de Sener, “cumple con los requisitos para ser candidata y que por ahora está aplicada ayudando al presidente con la transformación del país”.
Y eso en buen romance significa que la Nahle está viva, que es su proyecto; que en junio “Dos Bocas” escupirá su primer barril de petróleo y que inmediatamente después estará lista para entrar al rol de las encuestas en septiembre para renunciar al cargo en noviembre y el 15 de enero del año siguiente inicie su precampaña por la gubernatura.
Siguiendo con la crónica, el punto es que después de la guerra sucia contra la poco limpia Nahle, Cuitláhuac García se fue a ver a Claudia para marcar terreno, días después, el pasado fin de semana, le cayó a la zacatecana a la gorra del desayuno en Coatza, y en lo interno hacia dentro de su partido, decidió realizar importantes ajustes.
Ratificó ante sus morenos que el puente entre su gobierno y Nahle, seguiría siendo el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, hoy investido de un poder que será clave en el proceso sucesorio de ese partido en el 2024.
Cazarín continuará además como enlace con las corcholatas en territorio veracruzano y responsable directo de los tiempos electorales en Veracruz llevando, por supuesto, como cabeza de playa a Nahle a quien ha entregado en abierto su apoyo… y voto.
En paralelo, ha trascendido que ya hay acuerdo con el odiado Sergio Gutiérrez Luna, quien eventualmente podría llegar a un arreglo que le permita la no revisión de los gastos erogados en sus recorridos proselitistas estando a cargo de la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados y, llegado el momento, si se disciplina, obtendría un escaño en el Senado de la República.
En los hechos, sin embargo, se percibe rispidez entre Cuitláhuac y Gutiérrez Luna, por ello es que sigue ladrando el cancerbero de Palacio, quien incluso tiene un plan alterno para darle un estate quieto si insiste en moverle el tapete a Nahle.
Mientras la oposición sigue durmiendo el sueño de los justos, nomás no levanta.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
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