Bastaron unos cuantos años en la presidencia para que Andrés Manuel López Obrador mostrara la clase de persona que es. No se había visto en México a un presidente tan cínico, tan mentiroso, tan incongruente, tan falso. Como no se trata de convencer a los que piensen lo contrario, no necesitamos enumerar la cantidad de aberraciones políticas, sociales y humanas que ha cometido este sujeto que nos engañó para hacerse del poder en la presidencia. Baste decir que el presidente de México se levanta todos los días pensando en cómo podrá salirse con la suya. Él pretende quedar en la historia al lado de Juárez, Madero, Zapata y Cárdenas. Pero su lugar está al lado de Porfirio Díaz, Victoriano Huerta, Gustavo Díaz Ordaz, Fox y Calderón.
Pues este sujeto, con tal de contradecir un dictamen de la Suprema Corte que echa abajo la llamada Ley Nahle, dijo que su secretaria de Energía todavía puede ser candidata al gobierno de Veracruz, es más, dijo que hasta él podría ser gobernador de Veracruz: «Por ejemplo, yo puedo porque mi papá era de Veracruz, mi madre Tabasco, pero se puede también por la residencia. Entonces estos son los que celebran pensando de que ya no va a poder participar, yo creo que sí porque, digo, en el caso de que gane la encuesta porque tiene la residencia».
¿López Obrador, gobernador de Veracruz? ¡Dios nos libre! Jamás un sujeto había mostrado antes con cuánto rencor se puede seguir vivito y coleando.
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