Lo que Juan Antonio Vera Carrizal le hizo a la saxofonista María Elena Ríos no tuvo nombre. Tratar de arruinarle con el ácido del odio la vida. Quien haya cometido esa acción, quien la haya ideado, no merece la compasión de un juez. Sin embargo, la misma María Elena Ríos estuvo denunciando que el juez de Oaxaca que lleva el caso se coludió con la defensa de su agresor para brindarle prisión domiciliaria en lo que se resuelve su caso. La indignación que esta decisión causó hizo eco y llegó a los oídos del presidente López Obrador, quien de inmediato lamentó el hecho y pidió a la FGR del ausente Gertz Manero que se hiciera cargo del tema. Por supuesto la FGR no puede atraer el caso, sin embargo, está brindando asesoría a María Elena Ríos.
Por lo mismo, ya una jueza invalidó la prisión domiciliaria con la excusa de que no hay suficientes policías para cuidar a todos los habitantes de Oaxaca: «En virtud de que es una realidad y del dominio público que el número de elementos de seguridad pública son insuficientes para el número de habitantes que hay en el Estado de Oaxaca (…) el imputado deberá continuar cumpliendo con la medida impuesta inicialmente en el Centro Penitenciario Varonil de Tanivet, pues en la misma resolución dictada el veintiuno del mes y año en curso se determinó que subsiste la prisión preventiva justificada; lo anterior hasta en tanto existan las condiciones para realizar el traslado referido».
Por supuesto, se entiende que todo esto tiene que ver con la intervención del gobernador de Oaxaca y con la del presidente de México.
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