Emilio Cárdenas Escobosa / Hacer de la necesidad virtud reza un viejo adagio que refiere el saber sacar ventaja de una circunstancia adversa o alejada de los planes originales de alguien. Aprovechar la circunstancia, pues. Y eso es evidente que comienza a hacer el equipo morenista en el gobierno veracruzano al ver que se evaporan las posibilidades de las mujeres políticas a quienes apostaron para ser nominadas como las abanderadas de Morena a la gubernatura de Veracruz y a la presidencia de México: Rocío Nahle y Claudia Sheinbaum, respectivamente.
Como es sabido a estas dos mujeres ya se les complicó en demasía la ruta rumbo a los comicios locales y federales del 2024. Una por el incumplimiento al presidente López Obrador de tener concluida la refinería de Dos Bocas, una de las obras prioritarias y de las más importantes ofertas presidenciales en su sexenio, que ha salido carísima y no se le ve fin, y la otra que se ha visto atrapada por la grave problemática y los constantes accidentes, con sensibles pérdidas humanas, en el servicio de transporte colectivo de la Ciudad de México, atribuibles a la falta de mantenimiento por un insuficiente presupuesto, que contrasta con la fallida y onerosa campaña publicitaria que a lo largo del país ha desplegado la jefa del gobierno capitalino, lo que le ha originado denuncias y cuestionamientos por el presunto uso de recursos públicos para ello.
Claudia Sheinbaum, salvo que el presidente López Obrador mantenga la decisión de que su partido la postule pese a los negativos que acumula y que pueden crecer, lo que pondría en riesgo el proyecto de la 4T, empieza a perder fuelle y con ello todos quienes han apostado a su candidatura pueden quedarse con los dedos en la puerta. Como es el caso del gobernador de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez y de su grupo político, quien además había jugado abiertamente a favor de la secretaria de energía Rocío Nahle para sucederlo, al grado de impulsar la reforma constitucional que permitiría a la zacatecana -también muy cercana a Sheinbaum- llegar al gobierno estatal pese a no ser nativa de la entidad.
Pero el problema para los morenos veracruzanos es que no solo han hecho públicas sus preferencias sino que se han dedicado al trabajo sucio de frenar a los adversarios de sus cartas favoritas, de desprestigiarlos y combatirlos, utilizando el aparato gubernamental y aún al poder judicial, con lo que han hecho la vida pesada a personajes que aspiran a participar en las nominaciones a la presidencia o la gubernatura por esa fuerza política, y aún a sus cercanos o a quienes los apoyan, como es el caso del senador Ricardo Monreal o el diputado Sergio Gutiérrez Luna, a quienes han enderezado fuertes campañas de descrédito en medios a través de los amanuenses de turno o llegaron al exceso de tener en prisión a un cercanísimo colaborador del presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, con acusaciones que se cayeron en las instancias judiciales federales. Han jugado rudo, en una palabra, con quienes les descomponían sus planes sucesorios y de permanencia.
Pero, oh sorpresa, las cosas se fueron complicando y pillaron al gobernador y los suyos totalmente fuera de base, sin un plan B convincente, y en la tesitura de tener que acomodarse para buscar salvarse.
De ahí las cosas que hemos visto en lo que va de este año, como los elogios del mandatario veracruzano al delegado de los programas de Bienestar en la entidad, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, a quien ninguneaban y combatían mediáticamente un día sí y otro también al saber de sus aspiraciones para el 2024, o la nutrida concurrencia que le acercaron al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, en su visita de este jueves 12 a la entidad, donde con el pretexto de una conferencia que vino a dar sobre la reforma electoral y el plan B que espera ser aprobado por los diputados, se volcaron en torno al titular de Gobernación, también aspirante a la Presidencia, a quien celebraron lo mismo Jiménez García que el titular de la Jucopo del Congreso local, Juan Javier Gómez Cazarín, y la bancada morenista en pleno allá en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río. Porque evidentemente nada está escrito y Adán López podría dar el campanazo, y más vale acomodarse por si las dudas. Y lo demostraron abarrotándole el WTC donde colapsaron los accesos con una movilización como no se veía hace tiempo para arropar a un político de Morena.
El único problema para este reacomodo del gobernador y su grupo político es que el coordinador en Veracruz de la precampaña del titular de Gobernación se llama Sergio Gutiérrez Luna, quien desde que estuvo al frente de la Cámara de Diputados federal mantuvo un intenso activismo que no ha cesado y que lo perfilaría a ganar la encuesta que Morena hará para decidir su candidato a la gubernatura, lo que sería el peor escenario para el cuitlahuismo por la durísima campaña de descalificaciones que le han enderezado desde la secretaría de gobierno y las presiones a diversos actores políticos locales que se han ido sumando a Gutiérrez Luna.
La posible caída de Claudia Sheinbaum, el descarte de Rocío Nahle, el ascenso de Adán Augusto en las preferencias, más la consolidación de la precandidatura del canciller Marcelo Ebrard, también confrontado con los que gobiernan en Veracruz, y lo señalado líneas arriba sobre el diputado Gutiérrez Luna, representan la tormenta perfecta que se cierne sobre los inquilinos del Palacio de Gobierno.
Por ello la urgencia de hacer de la necesidad virtud y que este reacomodo de sus preferencias de cara a la sucesión local y federal se corresponda con la adecuada toma de decisiones sobre el rumbo de la administración local, revisar la permanencia de funcionarios ya insostenibles, la atención de los casos denunciados de acoso y abuso de poder, el revertir la subordinación del Poder Judicial, el atender sin dilaciones los casos también documentados de corrupción, investigar la existencia de empresas fantasmas y todos los negocios al amparo del poder que se señalan, en suma, sancionar desde ya todo el catálogo de pecadillos y excesos que se supone ya no ocurren en los tiempos de la Cuarta Transformación y que difícilmente les serán pasados por alto en un próximo gobierno de Morena encabezado en México y Veracruz por personajes que antaño combatían desde la plenitud del poder.
Cuando los vientos soplan en contra más vale prepararse para capotear el vendaval. El tiempo corre en su contra.
Comentarios