Hasta la fecha, a pesar de que el presidente López Obrador había prometido que daría a conocer qué se hizo con el dinero recolectado por sus hermanos Pío y Martinazo, la prometida explicación no ha llegado. La Fiscalía General de la República ha desistido de seguir investigando al hermano del presidente, por lo que el destino de los dineros que se entregaron por parte de David León, operador político de Manuel Velasco, sigue siendo un misterio. Ah, sin embargo, envalentonado ante tanta impunidad, Pío López Obrador ha demandado ante la FGR a quien lo exhibió.
En su columna de El Universal Carlos Loret de Mola explica las exigencias del hermano del presidente en esa demanda: «Ya envalentonado, exige seis cosas: la declaratoria judicial de que incurrí en un hecho ilícito, la declaración de que se le causó un daño moral, el pago de una indemnización, el pago del daño punitivo como medida ejemplar, la publicación de la sentencia condenatoria en todos los medios y el pago de los gastos del juicio».
Por supuesto, los periodistas serios, los no alineados con la Cuarta Transformación, entendemos que esto es un atropello contra la libertad de expresión, es un intento por acallar las voces de aquellos que denuncian los actos de corrupción de los funcionarios de la 4T. El descaro del presidente sólo es muestra de una debacle que se avecina, que él ya contempló, pero que encerrado en su mundo ya no le importa.
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