*Morenistas replican sus desplantes y periodistas los ignoran
Carlos Jesús Rodríguez Rodríguez / DESDE SU fundación, el 2 de Octubre de 2011, y en las subsecuentes elecciones en las que ha participado, el Movimiento de Regeneración Nacional ha sido el partido más sancionado o multado por el Instituto Nacional Electoral, pero no porque le tengan mala voluntad los consejeros del INE, sino por esa tendencia anarquista que ha inculcado su fundador Andrés Manuel López Obrador a seguidores, muy propia de aquella su frase pronunciada en el año 2006, luego de la encendida y controversial campaña política entre Felipe Calderón y el tabasqueño que culminó con el polémico triunfo del michoacano con apenas el 0.56 por ciento de los votos emitidos, y la posterior toma de calles de la capital del País en la que exigía un recuento de los sufragios, y toda vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ratificó la victoria de Calderón Hinojosa, López Obrador arremetió contra la decisión de los magistrados y fue cuando soltó su recordada locución: “Al diablo con sus instituciones”. AMLO pretende un Estado atomizado o dividido entre liberales y conservadores, los primeros con tendencia anarquista negados a todo lo que constituya respeto a las leyes o normas establecidas (y acaso por ello desean desaparecer al INE y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para imponer instancias a modo), y refractarios hacia los medios de comunicación a los que ven como un estorbo para sus planes y, por tanto, al igual que el jefe descalifican por cualquier motivo a los comunicadores como ocurrió el pasado jueves cuando el diputado de Morena, Mario Llergo, cuestionó a una reconocida reportera que cubre la fuente en la Cámara de Diputados si ella trabajaba en el INE, luego de que ésta le preguntó el sustento de la denuncia en contra del consejero Presidente que anunciaba el legislador. La periodista es ampliamente conocida y desde hace muchos años trabaja esa fuente para la cadena Raza, por lo que luego de la confrontación, los reporteros abandonaron la sala de prensa en solidaridad, pero momentos después reportaron que el coordinador parlamentario de Morena, Ignacio Mier, les mandó tortas y chapatas para intentar un nuevo acercamiento, sin embargo, la fuente los rechazó, ya que sintieron que los trataban como muertos de hambre.
AHORA BIEN, en 2019 el INE decidió multar con 174 millones de pesos a Morena, el partido que cometió más irregularidades, ya que el instituto detectó un total de 1 mil 028 anormalidades en el financiamiento y gasto ordinario del instituto político durante ese año. De acuerdo con el INE, en total se detectaron 3 mil 495 irregularidades entre los ocho partidos políticos nacionales registrados en 2019, y de todas esas, 1 mil 028 fueron cometidas por el Movimiento de Regeneración Nacional. El monto total de las sanciones fue de 563 millones 287 mil 188 pesos, quedando repartidas de la siguiente manera: Morena: 174 millones 020,313 pesos por 1,028 irregularidades. PRI: 119 millones 938,760 pesos por 526 irregularidades. PT: 100 millones 294,340 pesos por 515 irregularidades. PRD: 67 millones 176,149 pesos por 440 irregularidades. PAN: 55 millones 419,808 pesos por 446 irregularidades. MC: 30 millones 682,592 pesos por 225 irregularidades. PVEM: 15 millones 755,224 pesos por 298 irregularidades. En el caso del Partido Encuentro Social (PES), se detectaron 17 irregularidades que se tradujeron en 162.7 millones de pesos; sin embargo, el INE determinó que, puesto que no cuenta con registro vigente, únicamente sería sancionado con una amonestación pública. Por ello el odio de los morenistas contra Lorenzo Córdoba, al que ahora denuncian en víspera de que termine su mandato.
PERO LO mismo ocurrió en los años subsecuentes, al igual que este 2022, ya que en Noviembre pasado el INE avaló multas a partidos políticos por un monto de 673 millones de pesos y, ¡otra vez! Morena fue el instituto político más sancionado, ya que el importe total de la multa fue de más de 323 millones de pesos, lo que representa el 48 por ciento de todas las penalidades. El Consejo General del Instituto Nacional Electoral avaló las multas. En segundo lugar quedó el Partido del Trabajo, con un importe total de más de 72 millones. En suma, el 95 por ciento de las sanciones están concentradas en los partidos políticos nacionales y con acreditación local y el 5 por en partidos políticos locales. Las sanciones fueron parte de la revisión de los Informes de Ingresos y Gastos de los partidos políticos correspondientes al ejercicio 2021, algo que no acepta Morena ni el Presidente Andrés Manuel López Obrador y su tendencia anarquista que lo mueve, incluso, a tratar de intervenir en política interna de otras naciones como Perú, donde quiso regañar a las actuales autoridades por deponer al, ahora, ex Presidente Pedro Castillo, quien arbitrariamente quiso disolver el Congreso de aquella nación (un atentado a la democracia) y declarar estado de excepción, cual si se tratara de otro más de los dictadorzuelos que pululan en América Latina pretextando ser electos por el pueblo.
Y EN ese contexto se pronunció López Obrador en franca intromisión a la vida política de los peruanos, creyéndose acaso el Simón Bolívar renacido. Y es que a pesar de que el gobierno de Perú cuestionó al presidente López Obrador por injerir en asuntos internos, el sábado volvió a pronunciarse en favor del ex mandatario de dicho país, Pedro Castillo quien enfrenta acusaciones de corrupción y sedición por las que podría pasar al menos 15 años en prisión, aunque insista en ofrecerle asilo, desafiando a las leyes peruanas. AMLO dijo que a Castillo lo hostigaron de manera desesperada sus adversarios en el Congreso y las elites hasta que lograron destituirlo. “Aunque parezca increíble, lo destituyeron por incapacidad moral. Lo cierto es que son intereses creados y todo esto afecta al pueblo” “¿Por qué no les gusta Castillo? Porque es un maestro de un pueblo de la sierra de Perú, no es un fifí. Entonces, nunca lo han aceptado, porque a ellos les gusta la democracia cuando les conviene, pero en la democracia todos contamos lo mismo, todos somos iguales; además no hay razas, eso no existe y no debe haber racismo, no debe haber clasismo, lo que debe de haber es humanismo” –insistió con sus frases domingueras con las que divide a los mexicanos.
PERO VOLVIENDO al País, en México AMLO no quiere al INE ni al Tribunal Electoral porque le estorba en sus planes sucesorios, sobre todo en lo que pretende a corto plazo: mantener el poder a través de los títeres que imponga en lo sucesivo, además de que busca ser el Secretario General de la Organización de Estados Americanos para cuando ya no sea Presidente de México –y acaso por ello las intromisiones en América Latina-, para desde ahí erigirse en el nuevo Mesías todopoderoso que controle desde la Patagonia hasta las fronteras con Estados Unidos. Vaya egocentrismo del tabasqueño que no pregona con el ejemplo. OPINA [email protected]
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