Que caro le ha salido a Morena la imprudencia y el mal manejo del Plan B. La ira del ejecutivo federal llegó hasta el congreso federal, y no era por algo pequeño, la ventaneada que le puso un avezado periodista en su conferencia mañanera lo exhibió como un gobernante poco informado. Y es que, el mamotreto que sustituirá a la fallida y sepultada reforma electoral, fue manoseado por algunos morenistas que buscaron congraciarse con sus partidos satélites.
Ha quedado probado que el Plan B llevaba dedicatoria especial para beneficiar a los partidos rémoras que han acompañado a Morena, nos referimos al partido verde y al partido del trabajo, quienes no necesitarían del 3% de la votación para conservar su registro. Por tal motivo, el líder guinda en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, como el coordinador morenista en el Senado, Ricardo Monreal, reconocieron que son inconstitucionales los agregados que hicieron para contentar a petistas y ecologistas que querían un mega blindaje.
Ahora la pelota está en terreno de Ricardo Monreal, y este no lo dude usted, con la mano en la cintura lo regresará al congreso federal, desde luego, a menos que los morenistas no afines al zacatecano hagan sus trastupijes y cochupos. Por lo pronto, estos errores garrafales fortalecen la figura de Ricardo Monreal, única voz discordante en Morena.
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