Sobre su homólogo de Perú, Pedro Castillo, el presidente López Obrador ha dicho: «Yo creo que hizo bien el presidente Castillo, recurrió a la OEA, y para que la OEA haya opinado que está siendo víctima de una campaña de desprestigio, que está siendo hostilizado, pues ya es bastante claro lo que está sucediendo». Pues este amigo de López Obrador, el presidente de Perú, acaba de anunciar que por decreto presidencial se disuelve el Congreso, al tiempo que anunció un Gobierno de excepción: «Convocaremos en el más breve plazo a elecciones para un nuevo Congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constitución en un plazo no mayor de nueve meses. A partir de la fecha y hasta que se instaure el nuevo Congreso se gobernará mediante decretos ley».
Por supuesto, los diputados del Congreso se oponen a este “golpe de estado”. Incluso el partido que llevó a Castillo al poder, Perú Libre, se opone a la medida: «Perú Libre no apoyará golpe de Estado en marcha, estamos contra el hiperparlamentarismo, la prensa no es confiable en el país, ningún testimonio está corroborado, pero tampoco ponemos la mano al fuego por el presidente Castillo. No apoyaremos la vacancia».
Al parecer, el fantasma del totalitarismo presidencial vuelve a recorrer a Latinoamérica.
Comentarios