Tal vez por eso reaccionó como reaccionó, porque no es lo mismo ser un desmadre en la escuela que ser un acosador. Por supuesto, desde el principio todo estuvo mal. Si Daniel Santiago era un acosador debió haber sido denunciado ante el ministerio público y presentar pruebas. Por supuesto, el joven no debió haber sacado el arma blanca con la que trató de defenderse. Ahora el joven, en una carta dirigida al insustancial rector de la Universidad Veracruzana, Martín Aguilar Sánchez, dice que su vida corre peligro y señala que las acusaciones en su contra son falsas, pues hasta el momento no ha habido ninguna queja formal en su contra.
Pero va más allá, pues “El colombiano” acusa que un tal Eldrid Giovanni Hernández Torres, quien junto con otros universitarios lidera acciones de discriminación, odio y xenofobia en su contra. Al final señala que en la UV hay serios problemas académicos y administrativos que dejan mal ubicada y en tela de juicio a la universidad. Dice el joven colombiano que desde su inscripción se llevaron a cabo irregularidades, como el hecho de haber sido inscrito sin advertir que el estatus de su visa era de estudiante temporal. Así las cosas en la universidad de cuarta transformación.