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Para plagas peligrosas las de Palacio y anexas

Bernardo Gutiérrez Parra / Acababa de llegar a Xalapa cuando leí en el desaparecido diario Política un artículo sobre lo peligrosas que pueden ser las palomas que han hecho del parque Juárez uno de sus lugares favoritos. Casualmente me estaba boleando los zapatos en el parque cuando vi a una parvada picotear restos de tortillas que alguien les aventó.

¿Qué peligro pueden representar estas inocentes aves que incluso son el símbolo de la paz? Me pregunté.

Pero cuando me enteré que son portadoras de un hongo llamado criptococosis que afecta los pulmones y al sistema nervioso central; que son causantes de salmonelosis y de psitacosis, enfermedad infecciosa que además de afectar el tracto respiratorio puede ocasionar endocarditis, miocarditis, hepatitis, artritis y encefalitis, dije: ah, caray.

Aunque de ahí no pasó el asunto.

Entre los escándalos que armó la señora Irma Serrano a lo largo de su vida, hubo uno que tuvo que ver con las palomas. Resulta que un día amanecieron muertas más de cien en la banqueta del teatro Fru Fru del que era dueña. Un estudio reveló que las aves murieron al comer vidrio molido revuelto con alimento.

Enfrentada al escándalo doña Irma se deslindó del palomicidio, pero agregó que las palomas se habían convertido en una plaga porque se cagaban en la marquesina, la banqueta y las ventanas de su teatro.

La Sociedad Protectora de Animales pegó de gritos, la justicia prometió investigar y… es la hora.

Esto viene a cuento porque en las redes sociales del Ayuntamiento xalapeño apareció un mensaje donde pintan a las palomas casi como entes del demonio e invitan a no alimentarlas y con ello frenar su reproducción.

Digo, esto último es una tamaña idiotez. El día que nadie les dé de comer en el parque Juárez o en cualquier otro lugar, tienen cientos de opciones para saciar su apetito. Ellas no se mueren de hambre como le puede pasar a cualquier desempleado.

El mensaje trae una infografía que de entrada dice una mentira porque las califican como la plaga número 1. Cómo se ve que quien escribió esa barbaridad no conoce a las langostas, la cochinilla, los pulgones, la mosca blanca o los ácaros.

El autor asegura que las palomas provocan pérdidas millonarias lo cual es otra mentira, porque de ser así tiene rato que no volarían en los cielos de Xalapa.

“Las palomas son un problema de salud pública, además dispersan semillas de árboles enfermos con muérdago y esparcen sus semillas a otros, infectándolos…”, dice la publicación que termina de manera poética: “Que no te engañe su belleza, transportar enfermedades es su naturaleza”.

Esto provocó encendidos comentarios contra el ayuntamiento al grado que bajaron la publicación.

Es verdad, las palomas son transmisoras de enfermedades, pero hasta ahora no he sabido de ningún niño xalapeño que se haya enfermado por corretearlas o darles de comer.

Que su ácido úrico y sus heces son corrosivas también es cierto. Pero ¿qué en el presupuesto de parques y jardines no va incluido limpiar esos desechos?

Estoy seguro casi al 100 por ciento que quien subió el mensaje lo hizo a espaldas del alcalde Ricardo Ahued. Porque si en efecto las palomas son un problema de salud pública, nada como que el propio alcalde lo haga del conocimiento de la ciudadanía y no mediante un inapropiado panfleto.

Para plagas peligrosas las que hay en Palacio de Gobierno, en el Congreso local, en el Poder Judicial y en la policía estatal, así como en la mayoría de los 212 ayuntamientos. Esas sí son de cuidado, para que veas lector.

Llevan años jambándose el presupuesto, violando leyes, corrompiéndose a lo bárbaro y tienen una asombrosa capacidad de reproducirse cada trienio, cuatrienio o sexenio.

Son un problema de salud pública, de seguridad estatal y se han convertido en un problema social.

Para colmo son inmunes a todo; al dolor de las madres de los desaparecidos y de los niños con cáncer, al desabasto de medicamentos, a la falta de empleo, a la violencia sin tregua, a la pobreza y pobreza extrema y no se diga a las acusaciones penales.

Esas y no las palomas, son las peligrosísimas plagas que padecemos en Veracruz. Y por mucho que se diga no se ve en un futuro inmediato la forma efectiva de erradicarlas.

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