Fernando Padilla Farfán / La población crece, las ciudades se expanden; la tierra habitable se agota. El problema del crecimiento urbano es un problema mundial, pero es más grave en unos países como es el caso de México.
El crecimiento de las ciudades, particularmente si son polos de desarrollo, es diario. Cada día llega gente del campo, de comunidades o ciudades pequeñas; para radicar en las ciudades de mayor tamaño. La falta de oportunidades laborales en sus lugares de origen y las nulas posibilidades de estudiar en escuelas superiores porque no las hay donde viven; son algunas de las razones que mueven a esos sectores poblacionales a emigrar a las grandes ciudades.
El crecimiento de las ciudades de México es mayor que el promedio mundial. La problemática del crecimiento poblacional aumenta debido a que no hay planes urbanos ni capacidad para ofrecer los servicios públicos básicos.
Los asentamientos irregulares, generados por líderes sociales que de manera temeraria enfrentan a las autoridades utilizando como escudo a sus mismos agremiados, invaden áreas destinadas para reservas territoriales o, incluso, propiedades privadas. Una vez que logran su objetivo, asentar a la gente construyendo casas provisionales, preparan la siguiente etapa: exigir a las autoridades les proporcionen los servicios sin contar con la infraestructura necesaria.
Estos fenómenos son provocados por la falta de planeación urbana atribuible a los tres órdenes de gobierno, lo cual genera costos muy altos en la prestación de los servicios y en la infraestructura urbana. A lo anterior se suma la inseguridad, el escaso transporte público y la falta de espacios públicos.
Una ciudad que padece estas problemáticas, no puede ofrecer a sus habitantes la mejor calidad de vida; pero tampoco resulta un atractivo interesante para la inversión privada.
El problema de las ciudades no se resolverá de la noche a la mañana. Se requieren como autoridades a verdaderos líderes sociales que tengan una visión de largo plazo, que se atrevan, si fuese necesario, a adoptar medidas así sean impopulares, encaminadas a proporcionarle a la ciudad que gobiernan mejores condiciones de habitabilidad.
No debe olvidarse que los programas que se implementen en beneficio de las ciudades, resultan más exitosos si se cuenta con el consenso de los habitantes.